Amañada asamblea inicia con amenazas, empujones y golpes entre comuneros
Raúl Torres - LA JORNADA JALISCO
Ayotitlán, 10 de febrero.- Se preveía una sesión ríspida, dura, amañada… y así fue. Los intereses son muchos, el dinero demasiado, y el abandono de las autoridades, constante. Así, la historia de Ayotitlán sigue enredándose con las pugnas del comisariado ejidal, que busca favorecer a las empresas mineras que esquilman los recursos de una comunidad que literalmente camina sobre oro, mientras que la autoridad tradicional, el Consejo de Mayores, intenta que la riqueza que se obtiene de su territorio se reparta mejor y no se pondere el dinero por sobre los recursos naturales.
La primera convocatoria a la asamblea extraordinaria de ejidatarios de Ayotitlán, en enero pasado, se vino abajo por falta de quórum, y aunque en esta ocasión no hubo ni notario público ni representante de la Secretaría de la Reforma Agraria que avalara la legalidad de la reunión, el comisario ejidal, Jesús Michel Prudencio, se empeñó en realizarla porque había que lograr la autorización del ejido para iniciar las negociaciones formales con tres empresas mineras que intentan establecerse en territorio de la comunidad indígena más grande del país.
Las sospechas comenzaron desde temprano, cuando un hombre y una mujer de aspecto asiático (supuestos dueños de una de las mineras) se encerraron durante más de 30 minutos con el comisario ejidal antes de que se iniciara la asamblea; cuando los representantes de la Tercera Visitaduría de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ), Carlos Fernando Martín Orozco y Gaudelio Edurdo García Félix, intentaron acercarse, los presuntos extranjeros prefirieron salir de prisa y abandonar la comunidad a bordo de una camioneta Expedition de color blanco y placas JDT 3277 que conducía otra persona.
Dieron las 11 horas y los ejidatarios de 70 diferentes comunidades arribaron a la bodega del ejido para asistir a la asamblea; sin embargo, no se permitía la entrada de todos, y quien deseara ingresar debía firmar un papel sin leer lo que decía.
La situación molestó a los representantes del Consejo de Mayores, encabezados por Gaudencio Mancilla, quienes exigieron que se dejara entrar a todos, que se tomara asistencia y no se obligara a firmar nada a nadie.
Los ejidatarios afines a Michel Prudencio hicieron un cerco en torno a la entrada de la bodega y comenzó el enfrentamiento: palabras, empujones y golpes se sucedieron durante algunos minutos, hasta que ambos bandos se separaron y comenzó a tomarse asistencia de los presentes.
Minutos después del incidente se presentó el director de Seguridad Pública de Cuautitlán, Miguel Delgado, acompañado por una decena de agentes que –aseguró el mando policial– sólo estaban ahí para cuidar el orden.
Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO Una decena de policías de Cuautitlán se hizo presente en la asamblea de ejidatarios “para cuidar el orden”, según Miguel Delgado, titular de la DSP de ese municipio
A pesar de la falta de autoridades que avalaran la asamblea, el comisariado insistió en que no eran necesarias para que fuera legal: “la intención es darles a conocer lo que ofrecen las mineras para ponernos de acuerdo y entonces nosotros presentar nuestras exigencias”, señaló Jesús Michel Prudencio en entrevista previa a la reunión con los demás ejidatarios.En su opinión, lo que hace la minera Peña Colorada por la comunidad es más que suficiente, pues invierte alrededor de un millón de pesos por año en servicios y becas y paga 200 mil pesos anuales por la ocupación temporal de tierras con los desechos de la mina.
“Gracias a Peña Colorada el ejido tiene vida, ellos trajeron la luz eléctrica, dan becas y hay 200 ejidatarios trabajando en la mina; no es que yo quiera defenderla, pero es una empresa que beneficia a este lado (Jalisco) como a aquel lado (Colima); recibe mucho dinero pero también reparte mucho”, argumenta el comisario ejidal cuando se le pregunta si no es poco lo que recibe Ayotitlán por parte de una de las minas de hierro más grandes de América.
Pedro Ciprián Elías, tesorero del comisariado ejidal, y José Ciprián Elías, ejidatario, son otros de los que creen que el progreso que traen las mineras es bueno, pues –aseguran– hacen más estas empresas por el pueblo que los mismos gobiernos, que prácticamente los tiene en el abandono.
“Por el apoyo que da Peña Colorada con las becas, muchas personas de aquí han salido a estudiar”, dicen en referencia a las 25 becas que oferta la minera entre los cientos de ejidatarios.
Después de las casi dos horas que se llevó tomar asistencia, inició la asamblea con una advertencia de Michel Prudencio: “quien no sea ejidatario no puede entrar”.
Se nombró “secretario de debates” a José Ciprián Elías, quien se encargó de fraguar lo que se tenía planeado.
Leyó la orden del día, donde los puntos 3, 4 y 5 implicaban la discusión de la autorización o no de los ejidatarios sobre los “contratos de ocupación temporal” para la explotación minera que pretenden realizar Rodolfo Pérez Orta, Fernando Trujillo Hernández y la compañía minera Los Juanes; después preguntó si se estaba de acuerdo con la orden del día y la mayoría votó a favor.
Esa fue, según él y el comisario ejidal, la aprobación que el ejido dio para iniciar negociaciones formales con los mineros.
Burdamente y sin discutir los puntos para su aprobación, el comisariado ejidal negó la palabra a quienes se oponían a esta forma de proceder, como Gaudencio Mancilla y el propio Lino Roblada, propietario del predio en el que el mes pasado irrumpió la empresa Comercializadora Internacional de Minas SA de CV para explotar una veta de oro y plata.
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