La realización de la colecta coincide temporalmente con los contratos de la UdeG y Monsanto para investigar plagas de teocintles.
La sierra de Manantlán es la tierra de los teocintles. Foto: Público
Agustín del Castillo - PÚBLICO
El proyecto Recolección y conservación de las especies silvestres del género Zea [teocintle] en México, realizado por investigadores de tres instituciones científicas del país, tuvo como objetivo general “recolectar, conservar y determinar la situación actual de las poblaciones silvestres del género Zea, de manera que se puedan minimizar los riesgos de su desaparición…”.
Esto dice el protocolo de la investigación que en 2002 se entregó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), presentado por investigadores de la UdeG, el Colegio de Postgraduados, y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap). La realización de la colecta coincide temporalmente con los contratos de la UdeG y Monsanto para investigar plagas de teocintles, pero se trata de proyectos diferentes. Se trató de una colecta con fines científicos y no comerciales, según revela la documentación (Público, 23 de marzo de 2008).
“En los últimos 25 años se han logrado grandes avances en la conservación y el conocimiento de la distribución natural del teocintle en México. A pesar de que los avances logrados han permitido, en términos generales, colectar, conservar y conocer la variación del teocintle en México, mucha de la información recabada no ha podido ser verificada en campo…”, dice el texto.
La necesidad de hacer las colectas es por cuatro razones. “Uno, el maíz se originó en México de una especie de teocintle de la región; dos, los teocintles mexicanos son endémicos, es decir, no existen en ninguna otra parte del mundo en forma natural; tres, se ha demostrado de las especies silvestres de Zea son una fuente importante para ampliar la variabilidad genética e incrementar la aptitud combinatoria [de las especies modernas]; cuatro, las colecciones de teocintle en bancos de germoplasma aún no son completas y la mayor parte se integraron hace más de quince años”.
El proyecto fue aprobado por la Semarnat el 6 de diciembre de 2002 (oficio SGPA/DGVS/10468), condicionado a no entregar la información para uso comercial ni establecer derechos biogenéticos. En los años siguientes sería renovado. Pero apareció la sombra de Monsanto.
Un contexto complejo
• La realización de colectas científicas es común en las instituciones académicas. Sin embargo, la UdeG fue señalada por utilizarlas para transferir información y patrimonio genético a la transnacional Monsanto, a raíz de un convenio de colaboración, entre 2001 y 2006. En realidad es un proyecto diferente, denominado “Autoecología del teocintle. Plagas”, aunque coinciden muchos de los investigadores del proyecto de la colecta.
Para Martín Gómez García, ex director de Manantlán, “la UdeG se dio a la tarea de conseguir las muestras de los maíces más antiguos del país y de los parientes silvestres del maíz en todo México, para ponerlas a disposición de Monsanto”. La documentación conocida no avala hasta ahora esa acusación.
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