Jonathan Lomelí - MURAL
Una Guadalajara bicicletera es posible. Lo demostraron anoche cientos de ciclistas que, "de pipa y guante", recorrieron
"El Calambres" y "El Basuras", "Gilitos", "Pitágoras" y "El Woman", estudiantes de bachillerato, fueron algunos de los asistentes que cumplieron a cabalidad con los requisitos: vestir de etiqueta, frac y bombín para los hombres; estolas, vestido de noche y tacones altos para las mujeres.
Y por supuesto, el motivo principal de la convocatoria: una bici para recorrer
Ninguno de estos preparatorianos, que sortearon el tráfico y la falta de ciclovías para trasladarse de Oblatos hasta el Parque Revolución, sabían que en Guadalajara sólo 2 por ciento de la población utiliza la bicicleta como medio de transporte frente a un 27 por ciento que se desplaza en auto.
No es necesario conocer este dato porque la sobrepoblación automotriz, los riesgos y la falta de espacios e infraestructura para ciclistas afloran después de pedalear la bicicleta un par de cuadras.
"Vale la pena el riesgo", comentó "El Calambres".
Valió la pena. En la sonrisa de cada ciclista estuvo la respuesta final de la convocatoria. La noche fresca, la vía libre para transitar por Federalismo, símbolo de la dominación motorizada que invade
La larga hilera de bicicletas abarcaba unas 10 cuadras, calculó uno. No, tal vez 15, dedujo otro. La vanguardia y la "cola" escoltadas por elementos de vialidad se hacía grande, luego chiquita.
"¿Y el tacuche?", se le pregunta a don Gabriel.
"No, ese nomás el Alcalde", responde preparando los músculos, vestido de short, tenis y camiseta.
En la fila se veían principalmente jóvenes. Aunque no todos "de pipa y guante" como proponía la convocatoria, también había académicos, parejas, estudiantes, trabajadores, amas de casa y niños.
"¿Y para qué es esto?", preguntó un agente vial que detenía el tráfico en la esquina de Federalismo y Ávila Camacho. Informado del asunto, retomó su actividad con más ganas.
"¡Tapón, tapón!", gritaban los ciclistas cuando un vehículo intentaba desplazarlos de su derecho de vía.
En el Andador Escorza, un concierto de percusiones y un documental sobre movimientos ciclistas en otras ciudades sellaron una noche bicicletera que, manifestaron los asistentes, esperan sea realidad ahora que las autoridades de Guadalajara invertirán 20 millones de pesos en la primera ciclovía.
"¿A dónde van?", preguntó un joven que veía pasar al contingente frente a su casa.
"¡Arre! ¡Voy por mi bici!", y corrió a sacar su velocípedo. El destino era lo de menos.
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