sábado, 28 de junio de 2008

Desaira gobernador a afectados por presa


Una comitiva de habitantes de “Temaca” acudió a Casa Jalisco, pero no lograron ser escuchados. Foto: Alfredo García

Evelyn Águila - EL INFORMADOR

Llegaron y no pudieron entrar. En Casa Jalisco nadie les abrió la puerta, sólo los escuchó un hombre, que con un sello en la mano, aguardaba como todos los días detrás de una ventanilla.

A la casa donde vive el gobernador Emilio González, custodiada en cada esquina, llegaron los afectados de Temacapulín, una comunidad en lo más profundo de Cañadas de Obregón, rodeado de altas montañas y donde abundan las aguas termales.

Isaura Gómez, una mujer de 71 años de edad, viajó por más dos horas desde su pueblo para llegar. Pagó por el peaje. El enojo en su cara era evidente. Sus palabras lo confirmaron: “Nosotros cumplimos en venir, si él (Emilio González) no estuvo, quedará en su conciencia y su poco compromiso, nosotros sí cumplimos”.

Ayer, una comitiva de pobladores, organismos no gubernamentales y representantes del resto de comunidades que quedarán sepultadas por la construcción de la Presa El Zapotillo (Acasico y Palmarejo), acudieron a una reunión pactada por el gobernador desde hacía más de un mes.

¡Vaya sorpresa la que se llevaron¡ El mandatario estatal no estuvo en Casa Jalisco, ni siquiera su secretario particular, Antonio Gloria, quien estaba dentro del edificio, los quiso recibir.

No llevaron pancartas ni mantas. Mucho menos se pusieron a gritar consignas, lo que hicieron fue esperar por más de una hora la salida de alguien por esa casa en color blanco, quien fuera, pero nadie los recibió.

Marco Von, integrante del Movimiento de Afectados por Presas y en Defensa de los Ríos (Mapder), aseguró que la respuesta del gobernador es preocupante porque evidencia que no están dispuesto al diálogo.

“Es una indiferencia del gobierno ante la problemática de Temacapulín, la gente ha demostrado que está abierta al diálogo. Nos preocupa mucha la indiferencia porque parece que se burlan de la gente, ni siquiera se les avisó que no estarían. Aquí se demuestra que la comunidad está abierta, no vino toda la gente, sino simplemente la gente que quería participar”.

Ante el intento fallido, los lugareños dejaron una carta que fue sellada por el hombre de la ventanilla: “Recibido 27 de julio”, rezaba el sello impreso en una hoja blanca escrita a mano.

En la misiva, los pobladores refrendaron su preocupación por no haber sido recibidos y por supuesto, su oposición a la edificación de esta presa sobre el cauce del Río Verde, que anegará sus viviendas y tierras.

2 comentarios:

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