Evelyn Águila - EL INFORMADOR
Porque no están preparados para verter aguas menos contaminadas al Río Santiago, la Asociación de Industriales de El Salto pide dos años para adecuar sus plantas de tratamiento.
El pasado jueves, autoridades de la Comisión Estatal del Agua (CEA) anunciaron que el primero de enero de 2009 entrará en vigor la reclasificación del Santiago: Pasará de ser un cuerpo de agua tipo “B” a tipo “C”, lo que restringirá la cantidad de contaminantes que pueden contener las descargas de aguas residuales.
Jesús Lara Herrera, presidente de la asociación, aplaudió esta nueva medida, pero al mismo tiempo dijo que será una gran labor la que tendrán que hacer para modificar su infraestructura de saneamiento y que no estará lista el próximo año.
“No se puede hacer de la noche a la mañana, no se puede tener todo a partir del primero de enero, tiene que haber un proceso de preparación por parte de las empresas para que los vertidos puedan llegar a ser tipo “C” a través de varios mecanismos”.
El empresario enumeró dos posibilidades para convertir sus equipos: La primera sería que las propias compañías se hagan cargo del gasto en la modificación de sus plantas; mientras la segunda alternativa, dijo, podría ser la construcción de una planta de tratamiento financiada por el Gobierno del Estado, a donde lleguen las descargas de aguas negras de los industriales de El Salto.
La intención de las autoridades es que con esta reclasificación puede volver la vida al Santiago, considerado como uno de los más contaminados del país.
Lara Herrera subrayó que con este cambio del tipo de aguas que llegarán al río, los dueños de las compañías tendrán que invertir millonarias cantidades para contar con la infraestructura adecuada.
Si cada una de las 60 empresas que integran la Asociación de Industriales de El Salto, tuviera tan sólo que erogar un millón por cada planta, se tendría un gasto de 60 millones, pero el presidente de los industriales sostuvo que las cantidades pueden varias de entre medio y hasta cinco millones de pesos.
“Es bastante importante el aporte que tienen estas 60 empresas para que las aguas que se vierten al río sean aguas tratadas. De hecho podría decirle que casi todas están tratadas, obviamente que cuando se vierten en un río totalmente contaminado, se vuelven a contaminar las aguas, aunque diluyen ‘tantito’ la contaminación.
“Pero la verdadera solución está cuando las plantas que tiene planeadas construir la CEA empiecen a funcionar. No hay que olvidar que tenemos que hacer inversiones muy importantes y dependiendo de los volúmenes de agua, pues es el costo, entre menos volumen sea, el costo es altísimo”.
Pero no sólo los industriales tendrán que poner el ejemplo, sino también el propio gobierno del Estado, que obligatoriamente deberá adecuar las plantas de tratamiento que opera y que vierten aguas tratadas con mayor contaminación de la que desde 2009 se estará exigiendo.
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