Jorge Covarrubias -LA JORNADA JALISCO
“Nos da fuerza el recordar a nuestros padres indígenas en el caso del teniente coronel José Santana quien luchó en la isla y en toda la ribera del lago”, dice uno de los testimonios en el documental Mezcala, Voces Emergentes de la Tierra que ayer fue presentado en el auditorio Salvador Allende del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara en cuyo trabajo la socióloga Esther Moreno Aguilar recopila de una manera breve pero contundente, el acoso y despojo de tierras que han sufrido los pobladores de la comunidad indígena de la isla de Mezcala.
Son varias las entrevistas a los protagonistas de esta historia que comenzó hace casi 500 años, cuando Juan Asunción, un indio coca de la región compró a la corona española está región en mil ducados de plata, y que a la postre durante la época de la Independencia de México, libraron una de las batallas más aguerridas para defender su territorio que duró cuatro años (1812-1816).
Las amenazas de despojo han llegado de nuevo. Con motivo de la celebración del bicentenario de la Independencia, el gobierno federal y estatal pretende restaurar los edificios históricos de la isla sin consentimiento de la Asamblea de Comuneros.
El documental muestra la riqueza natural de la isla, compuesta por una tupida vegetación y un lago cristalino del que se abastece la comunidad.
Adelo, uno de los miembros de la Asamblea de Comuneros se lamenta del trato que les dan las autoridades, llamándolos de manera despectiva ignorantes e indios que no desean el “progreso”.
El “progreso”, dice Adelo, sería que el gobierno lleve hospitales, escuelas, y trabajo para todos, no privilegios para unos cuantos capitalistas.
Ya una vez el empresario Guillermo Ibarra les arrebató 10 hectáreas en el cerro de El Pandillo para levantar un complejo de cabañas –cuyo despojo aún se encuentra en litigio en las instancias del Tribunal Agrario– y advierten que esta situación no volverá a ocurrir si bien el municipio de Poncitlán ha comenzado a promover proyectos turísticos en la isla, olvidándose de la existencia de un decreto presidencial de 1974 que reconoce a los cocas como únicos propietarios de la zona.
“Envueltos en los círculos cotidianos que de manera impositiva el capitalismo ha determinado para la sociedad actual, perdemos de vista al otro y nos vamos despojando de esta otra naturaleza que desarrolla el hombre al hacer posible la convivencia”, comentó la directora del documental, Esther Moreno.
Posteriormente a la exhibición del documental se abrió un panel con los propios protagonistas. Ahí estaban Vicente Paredes y Rocío Moreno, habitantes de Mezcala y miembros de la Asamblea de Comuneros.
Paredes dijo enfático que Mezcala tiene un origen, un origen que “tratan de destruir las autoridades municipales, federales, estatales y los grandes empresarios con el fin de llevar un progreso, donde ese progreso es para los que más tienen. Donde los capitalistas van a ir a traerse dinero y a dejar más pobre a la comunidad de Mezcala”.
El documental logra captar la desesperación de los indios cocas ante la nula respuesta de las autoridades. Consideran que la transformación de la isla los convertirá de dueños a simples trabajadores al servicio de los capitalistas.
Rocío Moreno refiere en la filmación que a la población la quieren nada más de policías o vigilantes, pero no se les reconoce como auténticos propietarios.
“Ese progreso va a ser para el mismo gobierno, para sus servidores, que son servidores públicos y los influyentes que se sirven de él. Pisotear un origen, destruirlo, acabar con esa historia que no sólo es para Mezcala, esa historia y esos hombres que dieron su vida en la Independencia por tener un país libre y soberano, ese pueblo al igual que otros formaron y forman las páginas de la historia de un bello país”, finalizó Paredes.
El documental contó con la participación de estudiantes de la licenciatura en Sociología, cuya musicalización corrió a cargo de Los Verseros de Michoacán y Circo Kandela.
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