Es más barato ese esquema, pues actualmente se apuesta más por el combate, señala Enrique Jardel; refiere que se está elaborando una estrategia nacional contra el fuego que mejorará las cosas
Guadalajara. Agustín del Castillo. Público-Milenio
Los incendios forestales, que asuelan anualmente más de 200 mil hectáreas boscosas del país, demandan de una estrategia nacional que racionalice los recursos disponibles y mejore su administración, para invertir más en prevención y no como hasta ahora, en que la mayor parte del financiamiento se lo lleva el combate, señaló el experto forestal del Instituto Manantlán de Ecología y Conservación de la Biodiversidad (Imecbio) de la Universidad de Guadalajara, Enrique Jardel Peláez.
"Afortunadamente, ahora se está trabajando sobre una estrategia, tratando de cambiar el enfoque, que ha sido meramente reactivo, y pensar más en términos de manejo del fuego", dijo en entrevista telefónica, desde Autlán.
La estrategia "incorpora el aspecto de la investigación, lo cual es clave para tomar decisiones informadas; porque no se trata nomás de quemar preventivamente; debemos tener información del efecto del fuego sobre la carga combustible, sobre la propia biodiversidad y la calidad del aire […] hay un avance importante del planteamiento, hay muchos detalles y cosas que se están discutiendo, pero se va avanzando y creo que pronto se contará con una estrategia nacional completa en el tema".
Jardel advirtió que el fuego no es siempre el enemigo. "En algunos ecosistemas, pensando en bosques de pino, el fuego es parte de la dinámica, y no hay que eliminarlo, sino manejarlo […] es evidente que los lugares que menos se queman son bosques con manejo, sobre todo si es comunitario; donde hay actividad forestal estable, silvicultura, producción, los incendios se atienden, se previenen y se combaten; hay experiencia, usan quemas como parte de preparación de terreno para regeneración natural o reforestación, y un incendio fuera de control es raro".
En contraste, las amplias zonas del país donde falta ese manejo, incluso en muchas áreas naturales protegidas, es donde el fuego llega a asumir niveles destructivos.
Las áreas protegidas no pueden concretarse a prohibir; "es necesario que tengan su propio programa de manejo del fuego donde todos los actores sean involucrados, incluidos los dueños de la tierra".
Las reservas ecológicas "deben trabajar más, porque se trata de manejar el fuego en un contexto de biodiversidad y conservación de cuencas, para lo cual es indispensable tener más información para la toma de decisiones", añadió.
Áreas naturales que ya manejan fuego con relativo éxito son La Sepultura y El Ocote, en Chiapas, así como en Manantlán, Jalisco y Colima. En esta última, "el problema es que el proceso de programa de manejo de fuego se interrumpió, hay una falta de seguimiento por la reserva para aterrizar el proceso en las comunidades".
De bosques comunitarios, citó a Nuevo San Juan, de Michoacán, y la Unión de comunidades Zapoteco-chinantecas de Oaxaca.
El presupuesto "se hace pensando en un calendario y no en estaciones, cuando es un problema crítico, que depende del clima; el presupuesto llega tarde en febrero o marzo; de hecho, muchas actividades se deben hacer fuera de temporada: capacitación, mantenimiento brechas, caminos, debería haber más regularidad en eso", puso en relieve.
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