Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO
La federal Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) emitió una opinión desfavorable a la actualización del Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Bahía de Banderas, Nayarit, pues, de aplicarse como fue propuesto, sacrificará los ecosistemas más valiosos de la demarcación por los intereses económicos del ramo turístico, y pidió integrar un nuevo documento mejor soportado.
El dictamen fue emitido el 5 de septiembre por la Dirección General de Desarrollo Urbano. Bahía de Banderas es uno de los tres municipios de la Riviera Nayarit, y el que actualmente recibe más inversión para desarrollos inmobiliarios. La presión en ese terreno ha sido de tal modo fuerte que, hace dos años, una oleada de amparos canceló la reserva estatal de la biosfera Sierra de Vallejo sobre 25 mil hectáreas de selva, la cual hoy afronta severas amenazas.
La Sedesol opinó que en la actualización "no se consideran dos temas […] de primordial importancia dentro de cualquier ejercicio de planeación: el diagnóstico-pronóstico integrado y las condicionantes de los niveles superiores de planeación […] Tampoco se presenta, y esto sí es más grave, una tabla de compatibilidades de usos del suelo y destinos, ni tampoco una tabla que muestra las zonas que contengan perspectivas para generar proyectos detonadores de desarrollo subregional".
Así, "queremos externar nuestra preocupación frente a la posibilidad de que cientos de hectáreas en suelo agrícola y ecológico sean modificadas por la citada propuesta, ya que se han definido nuevas áreas de urbanización y de incorporación de suelo al uso turístico, pero sin el suficiente cuidado".
Añade: "Faltan espacios verdes en las zonas urbanas de Bahía de Banderas. Sabiendo que estos espacios son fundamentales para una óptima calidad de vida, no se dice cómo se resolverá esta carencia, por lo que se sugiere arborizar calles y avenidas con vegetación de la zona".
Se habla de corredores ecológicos "como una nueva propuesta de estructura territorial para el municipio […] pero no se señala dónde se ubicarán. Asimismo, se habla de hacer factible la preservación del patrimonio ecológico, pero el uso del suelo [específico para ese fin] desaparece en prácticamente todo el territorio municipal, con lo que se debilita la mencionada preservación, a más de que el uso pasa de ecológico a urbano".
Hay 46,246 ha de bosque, "de las que 65 por ciento se encuentran en buenas condiciones. Asimismo, que 25.7 por ciento de las especies faunísticas del municipio habitan en el ecosistema protegido por la NOM-26. Por tanto, se pretende destruir este ecosistema y buena parte del bosque que se encuentra en condiciones óptimas".
El documento abunda sobre problemas como las altas densidades de ocupación de suelo, la falta de preservación del agua y la escasez de reservas territoriales.
"Debe romperse, asimismo, la sobreoferta de suelo ejidal existente, para que ya no se traslade a dominio pleno para su urbanización y se conserve su productividad agrícola, evitando en lo posible, traer alimentos de fuera".
Hay muchas observaciones más sobre incongruencias e imprecisiones. Por eso, la Sedesol estimó que la actualización debía regresarse hasta integrarse un documento mejor soportado que garantice el equilibrio entre negocios, sociedad y ecosistemas.
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