Ignacio Dávalos . Público
Los vecinos de Jardines de la Paz cumplieron su promesa: se amarraron a los árboles del camellón de la avenida Río Nilo. Ayer, en punto de las seis de la tarde, salieron de sus domicilios armados de listones, sogas y carteles con mensajes de oposición a la construcción de la línea dos del Macrobús.
“Esto es para que vean que no nos vamos a dejar. El gobierno quiere asustarnos, pero que les quede bien claro: por cada cartulina que nos quiten, vamos a poner otras tres. Y, cuando quieran empezar a construir, así nos van a encontrar: amarrados”, sentenció Miguel Rodríguez, de Jardines de la Paz.
Primero, fue a la altura de avenida Revolución y Río Nilo. En cada árbol podía observarse a una persona atada. Luego se encontraron tramos donde no había nadie. Pero los grupos de personas atadas se extendieron hasta la zona de Loma Dorada.
De esta manera, los vecinos respondieron a las que denuncian como varias acciones de hostigamiento cometidas por las autoridades. Recientemente, personal de la Dirección de Ecología, dijeron, retiró los carteles de oposición. Ayer, dos camionetas de Ismael Mondragón, propietario de la casa de Río Nilo 3039 y miembro del comité vecinal opuesto al Macrobús, amanecieron con el parabrisas cristaleado.
“En todo el tiempo que tengo viviendo aquí, nunca había pasado algo así. No vi a quien lo hizo, pero yo creo que lo que quieren es amedrentarnos para que ya no digamos nada. Pero aquí vamos a resistir”, dijo Ismael Mondragón.
El camellón de Río Nilo ya no luce como hasta hace poco. Donde antes había césped, ahora sólo hay tierra y piedras: “Todo esto tenía zacate. Pero, hace unos dos meses, pasaron los de Parques y Jardines, le echaron un líquido y después ya estaba todo seco. Ya nadie viene a regar los árboles. Somos los vecinos los que andamos regando cada tercer día. Porque lo que el gobierno quiere es que se muera todo”, dijo María del Refugio Castellón.
Alrededor de las 19:00 horas, los vecinos comenzaron a regresar a sus casas, sin olvidar el recordatorio de que lo de ayer fue una advertencia: “Cuando quieran empezar a construir, aquí vamos a estar. Así, amarrados, aunque sea de madrugada”, sentenció una de las vecinas.
Colgado de un semáforo
Poco después de las 19:00 horas, cuando ya los quejosos de Río Nilo comenzaban a desatarse de los árboles del camellón, un anciano, desconocido para los vecinos, apareció de repente desafiando a la gravedad: trepado al semáforo de Revolución y Río Nilo, se sostenía con una hamaca y daba un espectáculo ante varias personas expectantes. El anciano gritaba a los cuatro vientos: “¡No al Macrobús! ¡No otra pendejada como en la Calzada!”.
Finalmente, entre bomberos y agentes de Vialidad lo bajaron. Alguien lo reconoció como Salvador Lugo López, el mismo señor que el 31 de octubre de 2007, presumiendo una agilidad envidiable a sus entonces 88 años de edad, trepó a los balcones de Palacio de Gobierno a pegar calcas, durante las protestas contra el placazo del gobierno del estado.
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