Se duplicó la superficie protegida en la zona
Agustín del Castillo . PÚBLICO
Quedó formalizada la primera área natural protegida de jurisdicción del estado: el decreto que crea el parque estatal Bosque Mesófilo Nevado de Colima apareció ayer en el periódico oficial El Estado de Jalisco, lo que integra 7,213.04 hectáreas de estos espacios naturales al sistema de áreas protegidas.
La zona está enclavada en cuatro polígonos de los municipios de San Gabriel, Tuxpan, Zapotitlán de Vadillo y Zapotlán El Grande, del sur de Jalisco y, aunque no forman una continuidad entre sí, todos terminan colindando con el parque nacional, que ocupa la cumbre de esa montaña, la más elevada del occidente mexicano (4,260 metros sobre el nivel del mar).
De esta manera, en los hechos se consolida un solo polígono de protección de poco más de trece mil ha, pues el citado parque nacional, decretado por el presidente Lázaro Cárdenas en 1936, contiene 5,846.4 ha, según el programa de conservación y manejo vigente en la zona.
Al tiempo, se tiene en análisis proteger el resto de los bosques, principalmente los rodales de oyameles (Abies religiosa), enclavados por encima de 2,500 msnm, para hacer realidad la tentativa de protección de 1936, que fue severamente reducida, mandando el lindero protegido por arriba de 3,350 msnm, por los fuertes intereses madereros, en un nuevo decreto fechado en 1940, con la consecuencia histórica de la devastación de estas umbrías durante los 50 años de monopolio de la maderera paraestatal de Atenquique, privatizada en 1987 (Público, 27 de julio de 2008).
La Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable de Jalisco festejó ayer este logro, que se justifica “por contener elementos naturales de importancia estatal, como lo son bienes y servicios ambientales que aporta a la región, y así como por ser una zona potencial para desarrollar actividades productivas sustentables y desarrollo de turismo alternativo”.
Además, “se establece a efectos de lograr la conservación del ecosistema, la biodiversidad y los bienes y servicios ambientales que aportan a la región, como son el agua, la conectividad para especies silvestres de flora y fauna, el esparcimiento y las actividades productivas”.
La nueva demarcación protegida “estará destinada para la protección y conservación de los recursos naturales, el incremento de flora, fauna, la investigación, recreación, turismo sustentable, educación ambiental y para el fomento hacia una cultura ambiental para la conservación, así como contribuir al desarrollo social y económico de la región al mantener la riqueza natural en buen estado”.
La tarea de la Semades, añade, es revisar y actualizar un programa de aprovechamiento, establecer la administración y vigilancia del área, y conformar y constituir un consejo asesor con propietarios y poseedores de inmuebles.
¿En qué se basó el éxito de esta gestión? En que los bosques mesófilos o de niebla, no obstante su espectacular diversidad biológica —una de las más altas entre los ecosistemas terrestres—, tienen poco valor económico. Los dueños dieron el sí, ante la escasa madera por aprovechar y el alto valor económico de la recarga de agua que allí se da.
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