domingo, 23 de marzo de 2008
El gotcha ayuda a El Polvorín, dicen dueños
Esperan que acabe la negociación legal para definir si se van de Colomos III. Esperanza Romero - PÚBLICO
Con la operación de un campo de paint ball o gotcha en El Polvorín, el parque dejó de ser usado como motel, afirmó Pedro García Haro, quien maneja el negocio, tras obtener un contrato de arrendamiento con el Consejo Municipal del Deporte (Comude) por un año.
Rechazó que el gotcha sea negativo para la juventud, y afirmó que quienes lo practican no combinan la actividad con el alcohol, como hacen aficionados al futbol.
El auténtico dueño del negocio es José Tirado, un joven de 22 años, amante del deporte extremo, quien ha negociado con universidades la instalación de un gotcha móvil y es promotor de esta actividad. Su representante, quien prestó el nombre para la firma del contrato, detalló que en fecha próxima estarán en la Preparatoria 7 de la UdeG, el CUCEA y el Tec de Monterrey, y anunció que en abril Guadalajara tendrá una liga de paint ball.
Agregó que en el corto tiempo que tienen de operar en el bosque El Polvorín, han recabado buena cantidad de firmas de jóvenes que apoyan el gotcha, las que ya hicieron llegar a regidores y diputados, por tratarse “de un deporte que mundialmente se está jugando”.
Negó que el propietario tenga vínculos con algún político, de amistad o de parentesco, y menos aún con el presidente municipal, como se ha especulado.
“Trabajo para el dueño. Nosotros tenemos un contrato con el Comude y es por un año, y estamos llegando a un arreglo con el Comude para ver la situación”.
El gotcha opera contra la voluntad de los vecinos de colonias aledañas, contra las especificaciones del comodato suscrito entre el gobierno (propietario del predio) y el Ayuntamiento de Zapopan y pese al aviso oficial, del mismo Comude, para que abandonen el sitio.
Al respecto, el encargado del campo explicó que fueron notificados de la cancelación unilateral del contrato 20 días después de empezar a operar, e inquirió: “¿Crees que te puedes ir así nomás y te pueden atropellar? Nos dieron un plazo para desalojar, pero decidimos que esto no era justo y en eso estamos, en la negociación”.
—Mientras se negocia, ¿hay autorización para que sigan operando?
—Sí, claro. Nos acabábamos de instalar. Además se dicen muchas mentiras de esto.
—¿Ya se ampararon?
—Hay un abogado que está viendo esto. No estamos moviendo ahorita nada.
—Mientras tanto, les han permitido trabajar.
—Sí, lo estamos haciendo y damos mantenimiento.
—¿Es una tregua de hecho, aunque no en el papel?
—Sí, así es. Estamos negociando y vamos muy bien.
—¿Cómo se dio este contrato? ¿Hubo concurso, o se negoció en forma directa?
—Yo creo que al Comude le pareció muy buena la idea, porque se está promoviendo un deporte nuevo.
—Pero no es para áreas públicas y cuesta 80 pesos la hora.
—No es mucho, eso lo paga cualquiera, y no es cierto que son los 80 pesos por la hora. Se dan cien tiros y puedes durar medio día, tres, cuatro o seis horas.
—Hay quejas por el daño a las ardillas.
—Si les pegamos a las ardillas, las lastimamos, pero si están bien y manchadas [de pintura] es porque se mancharon en el árbol. La verdad es que en la mañana están aquí, pero se van a los otros árboles [cuando empieza la actividad] y no hay problema.
—¿Qué dice a quienes catalogan el gotcha como violento?
—Si viene el domingo y se va a los campos de futbol, verá que hay borrachera y se pelean. Si viene al gotcha, verá un ambiente familiar.
Indicó finalmente que el compromiso con el Comude incluye alumbrar el parque, que antes del gotcha estaba sucio, y entre la basura sobresalían prendas íntimas y condones. “Eso ya se acabó”, remató García Haro.
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