domingo, 29 de abril de 2007

Ponen a tortuga laud en riesgo crítico


MEXIQUILLO, Michocán


Sergio Hernández - REFORMA

Traficantes de huevos y de su piel y carne, han dejado a la tortuga laúd en un riesgo crítico y su desaparición parece inminente.

Esta especie, considerada el reptil marino más grande del mundo, ya que puede medir más de 2 metros y pesar media tonelada, entró en franca decadencia.

Entre octubre y abril, las hembras en edad de reproducción -que viajan por el Pacífico, de Chile a México- salen del mar para poner sus huevos en playas de Michoacán, Oaxaca y Guerrero, donde el saqueo de sus nidos es imparable.

Mexiquillo, playa ubicada en el litoral de Michoacán, fue la playa índice donde científicos de la UNAM pudieron documentar su todavía abundante presencia en la década de los años 80, y su desaparición paulatina a partir de los 90.

De 10 mil 363 nidos de laúd registrados entre el otoño de 1986 y la primavera de 1987, el descenso ha sido discontinuo hasta llegar a 82 en este año.

Los datos son de Laura Sarti Martínez, cabeza del Proyecto Laúd en la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, quien documentó el declive de esta tortuga para que se clasificara en riesgo crítico de extinción a nivel mundial.

Laura Sarti

"Una causa de la declinación en buena medida fue el saqueo de nidadas", comenta Sarti.

Tierra Colorada, en Guerrero; además de Barra de la Cruz y Cahuitán, en Oaxaca, conforman, junto con Mexiquillo, las cuatro playas más importantes del continente para la reproducción de esta tortuga.

Debido a sus patrones de comportamiento, la laúd nada hasta Chile para luego regresar, y en su recorrido suele morir en las redes de pesca dirigidas a otras especies marinas o quedar atorada en líneas kilométricas de anzuelos que buscan capturar tiburones.

"Si a la voluntad del Gobierno mexicano no se le suma la voluntad, capacidad y el interés que le pongan otros Gobiernos de países por donde transita, o si no le ponemos también atención a los posibles efectos que puede tener la pesca en aguas internacionales, la posibilidad de recuperar la tortuga laúd es baja", advierte Luis Fuello MacDonald, director de Inspección y Vigilancia de los Recursos Pesqueros y Marinos de la Profepa.

Luis Fuello

La crisis de la tortuga generó un acuerdo para que esa dependencia vigile las playas de anidación en la temporada de desove, acompañados por elementos de la Marina.

Ello, con el propósito de ahuyentar a los traficantes de huevo y de productos de tortuga.

Sin embargo, pobladores señalan que tanto inspectores de Profepa como marinos se ausentan frecuentemente.

En Mexiquillo, REFORMA comprobó que en por lo menos dos noches, en dos semanas distintas, ninguna autoridad vigiló la zona de anidación.

Este 2007 será para México el año de las tortugas marinas, de acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.

En un recorrido por playas de Michoacán, Guerrero y Oaxaca, sólo fue posible observar una tortuga laúd en Barra de La Cruz, Oaxaca, al sur de Huatulco, en donde sí había vigilancia.


En Barra de La Cruz, en esta temporada se registraron 101 nidos protegidos, contra 82 de Mexiquillo.

Suman a saqueadores a rescate del quelonio



TIERRA COLORADA, Gro. Felipe Bernal Campos, "El Rayo", acepta que es un especialista en robar huevos de tortugas en la playa Tierra Colorada, en Guerrero.

Asegura que por esa actividad nunca ha pisado la cárcel, pero ahora está en una etapa de su vida, a sus 60 años, en la que prefirió pasarse al otro lado, apoyando las labores de conservación de la tortuga laúd.

"Yo era como el tigre, no me agarraban, a los marinos me les zafaba. Luego hubo uno de Profepa que salió más 'tigre', porque me andaba casi llevando", señala entre sonrisas que iluminan su rostro moreno.

Luego que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente le siguió los pasos de cerca, "El Rayo" decidió, hace cuatro años, cambiar de bando.

"Los de la Profepa hasta me abrazaron, me dijeron 'gracias por unirte a nosotros'. Es que yo saqueaba mucho huevo, a veces me llevaba hasta 100 docenas que son 17 nidos ó 18 de (la especie) golfina.

"De laúd uno no se puede llevar más que unas 30 docenas, porque son grandes y pesados, pero cuando a uno no lo persiguen va uno y los guarda y va por más, y los vendía, porque aquí no hay nada para trabajar", explicó.

La marginación en la que vive "El Rayo" lo hace volver a la playa en época de lluvias, cuando se le terminan los ingresos del Programa de Empleo Temporal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, por el que recibe el pago de un salario mínimo, 50 pesos al día, pero sólo de octubre a marzo.


"Cuando se van ellos (los biólogos), ¿qué hago?, esta mujer (su esposa) la tengo enferma, estuvo un año tirada y no digo que no, voy a la playa para de ahí sacar dinero para las medicinas de mi mujer", señala.