domingo, 14 de junio de 2009
Dispuesta Vialidad para autorizar carril compartido en Chapultepec
Desvestidos y alborotados
Denuncian acoso por quejas vs Macrobús
Ignacio Dávalos . Público
Los vecinos de Jardines de la Paz cumplieron su promesa: se amarraron a los árboles del camellón de la avenida Río Nilo. Ayer, en punto de las seis de la tarde, salieron de sus domicilios armados de listones, sogas y carteles con mensajes de oposición a la construcción de la línea dos del Macrobús.
“Esto es para que vean que no nos vamos a dejar. El gobierno quiere asustarnos, pero que les quede bien claro: por cada cartulina que nos quiten, vamos a poner otras tres. Y, cuando quieran empezar a construir, así nos van a encontrar: amarrados”, sentenció Miguel Rodríguez, de Jardines de la Paz.
Primero, fue a la altura de avenida Revolución y Río Nilo. En cada árbol podía observarse a una persona atada. Luego se encontraron tramos donde no había nadie. Pero los grupos de personas atadas se extendieron hasta la zona de Loma Dorada.
De esta manera, los vecinos respondieron a las que denuncian como varias acciones de hostigamiento cometidas por las autoridades. Recientemente, personal de la Dirección de Ecología, dijeron, retiró los carteles de oposición. Ayer, dos camionetas de Ismael Mondragón, propietario de la casa de Río Nilo 3039 y miembro del comité vecinal opuesto al Macrobús, amanecieron con el parabrisas cristaleado.
“En todo el tiempo que tengo viviendo aquí, nunca había pasado algo así. No vi a quien lo hizo, pero yo creo que lo que quieren es amedrentarnos para que ya no digamos nada. Pero aquí vamos a resistir”, dijo Ismael Mondragón.
El camellón de Río Nilo ya no luce como hasta hace poco. Donde antes había césped, ahora sólo hay tierra y piedras: “Todo esto tenía zacate. Pero, hace unos dos meses, pasaron los de Parques y Jardines, le echaron un líquido y después ya estaba todo seco. Ya nadie viene a regar los árboles. Somos los vecinos los que andamos regando cada tercer día. Porque lo que el gobierno quiere es que se muera todo”, dijo María del Refugio Castellón.
Alrededor de las 19:00 horas, los vecinos comenzaron a regresar a sus casas, sin olvidar el recordatorio de que lo de ayer fue una advertencia: “Cuando quieran empezar a construir, aquí vamos a estar. Así, amarrados, aunque sea de madrugada”, sentenció una de las vecinas.
Colgado de un semáforo
Poco después de las 19:00 horas, cuando ya los quejosos de Río Nilo comenzaban a desatarse de los árboles del camellón, un anciano, desconocido para los vecinos, apareció de repente desafiando a la gravedad: trepado al semáforo de Revolución y Río Nilo, se sostenía con una hamaca y daba un espectáculo ante varias personas expectantes. El anciano gritaba a los cuatro vientos: “¡No al Macrobús! ¡No otra pendejada como en la Calzada!”.
Finalmente, entre bomberos y agentes de Vialidad lo bajaron. Alguien lo reconoció como Salvador Lugo López, el mismo señor que el 31 de octubre de 2007, presumiendo una agilidad envidiable a sus entonces 88 años de edad, trepó a los balcones de Palacio de Gobierno a pegar calcas, durante las protestas contra el placazo del gobierno del estado.
Pobreza, deforestación y negocio
Agustín del Castillo . PÚBLICO MILENIO
Costa de Oaxaca
En materia de depredación humana, hay niveles. Los moradores de la costa oaxaqueña lo saben bien.
Por un lado, un juez penal, perplejo ante el caso de un ranchero acusado de robar 36 mil huevos de golfina en la playa de La Escobilla, preguntaba a los responsables del Centro Mexicano de la Tortuga cuál era el daño causado a la especie, para determinar la sanción que merecía el horrendo culpable.
En contraste, los desarrolladores turísticos de la zona instalaron, con la aprobación de la autoridad local, una amplia iluminación nocturna en las playas, sin reparar en que la luz artificial inhibe al reptil y puede influir para que no deposite su nido. Peor aún: en esas condiciones, las pequeñas tortugas que nacen pueden confundirse e ir al monte, y no al mar.
¿Cuál de las dos actividades, la del huevero o la del turismo, causa más daño a la especie?, se pregunta Manuel Rodríguez Gómez, director del emblemático museo, instalado en un antiguo rastro de tortugas que echó a andar el presidente Luis Excheverría en los años setenta, en la localidad de San Agustinillo.
Antes se les mataba porque pensaban que eran inagotables; ahora se les protege, pero sin atacar a fondo las causas de la depredación humana, y con acciones frecuentemente cosméticas. Más materia para la esquizofrenia.
Por ejemplo, casi todo el año, en los campamentos tortugueros, se monta un espectáculo que para muchos es circense. Consiste en agrupar decenas de personas emocionadas, que toman a un pequeño quelonio y lo incitan a comenzar su carrera hacia el océano, y hacia la improbable supervivencia —lo cual de por sí es marca de la naturaleza: la “economía vital” de estos animales consiste en producir muchas crías para que apenas unas cuantas lleguen a la adultez. Sin embargo, el bienintencionado visitante no puede reprimir su satisfacción, pues, al lanzar a los perturbados animalitos, cree sin duda poner su granito de arena contra la extinción amenazante.
Esta costumbre sin duda ha traído recursos económicos a la depauperada costa oaxaqueña, pero no ha resuelto su miseria crónica.
Tierra adentro, lejos de las codiciadas playas que cada día salen del poder de las comunidades y ejidos para sumarse a la inapreciable especulación inmobiliaria, decenas de aldeas de un muestrario de grupos indígenas llegados a la región hace 80 años sobreviven con actividades primarias y algunos subsidios gubernamentales. La deforestación de la selva seca es parte de las costumbres productivas, tanto para la agricultura de temporal como la escasa ganadería local.
“La depredación es altísima. Hay un uso indiscriminado de insecticidas; hace muchos años la gente no utilizaba insecticidas para talar el monte, y ahorita es algo indiscriminado, y los botes van a los ríos, y de los ríos van al mar, y éste los regresa y contamina la playa […] Aquí, la gente, antes, no consumía refresco de plástico porque no había, sólo usaba botellas de vidrio reciclables: se llevaban el envase y daba vueltas ese envase y, después del paso del huracán Paulina, en 1997, cambiaron las cosas, porque la gente temía que, si tomaba agua de los pozos, algo le iba a pasar, y entonces metieron todo lo de plástico”, señala el biólogo Marcelino López Reyes.
Cuestiona la prioridad de rescatar la tortuga por parte del gobierno federal, pues, en los hechos, los casos de éxito son marginales: “La producción se va para abajo, no ha habido un apoyo real en el sentido de que haya vigilancia en el mar, revisar las lanchas, qué cosas llevan; poner vigilancia de vez en cuando en las playas que se protegen: tenemos pleito con gente que se lleva los huevos, y que se puede regresar hasta con un machete, y esto es lo que se arriesga uno al no tener apoyo de los militares”, refiere el experto, quien es responsable del campamento de Palmarito, patrocinado por la organización ambientalista Selva Negra.
La maestra Martha Navarrete, quien se dedica a impartir educación ambiental, ofrece una alternativa al peso de la cultura depredadora. “Es importantísimo empezar a trabajar con los niños porque hay que ir formando cuadros. Nosotros nos estamos acercando a los 50 años y quien se va a hacer cargo son ellos […] Estamos viviendo una problemática fuerte: hay deforestación, varias especies en peligro de extinción, ahorita se está construyendo la autopista [costera] y se está haciendo una devastación importante; hemos evaluado los impactos que van a traer para los pueblos, y para los recursos naturales: yo les decía a los niños que pensamos de inmediato con la autopista en muchos beneficios, pero a lo mejor sale mas rápido la mercancía, es decir, los recursos naturales, y entre ellos está el huevo de tortuga…”.
Porque “muchos de estos niños todavía viven de la depredación de la tortuga. Aquí cómo se logra la protección de un recurso, por un lado y, por otro, que la gente tenga acceso a una vida digna, con el dinero que requiere para mantenerse: ése es el reto”, sostiene.
La otra opción es mantener el doble rasero, que hace del huevero local un criminal y, del inversionista pudiente, un hombre bienintencionado. Mientras, la devastación se recrudece.
La laúd podría extinguirse en dos decenios
La situación de las cinco principales especies de tortuga marina que habitan la vasta cuenca del océano Pacífico es cada día más difícil, pero, sin duda, la gigante de los mares, la tortuga laúd, es la que enfrenta los mayores riesgos.
“Algunos modelos sugieren que la probabilidad de extinción en los próximos 20 años para ciertas poblaciones [de laúd] que habitan el océano Pacífico oriental es de más de 75 por ciento”, señala el documento de la cuarta reunión del grupo de trabajo sobre captura incidental de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), generado en Kobe, Japón, en enero de 2004.
Al analizar la situación de la Dermochelys coriacea, el texto advierte que sus zonas de anidación están principalmente en México (Michoacán y Oaxaca) y en Costa Rica. La declinante presencia de individuos en esta zona es doblemente preocupante, pues, en el Pacífico occidental, su reproducción se colapsó años antes. La tendencia, apunta la CIAT, habla de “una disminución marcada en playas del Pacífico; en contraste, varias poblaciones en el Atlántico, estables o recuperándose”, lo cual se ha confirmado para el mar Caribe en seguimientos posteriores (2007).
Las otras especies, en mejores condiciones, son la tortuga caguama (Caretta caretta), la prieta (Chelonia midas agassizii), la carey (Eretmochelys imbricata) y la golfina (Lepidochelys olivacea), esta última, con mucho, la más numerosa.
“La conservación de las tortugas marinas no depende exclusivamente de la ordenación de la pesca. La disminución de algunas poblaciones ha llamado la atención a los muchos factores que afectan su supervivencia […] Algunos de los impactos de la sobreexplotación de huevos y adultos, utilización de playas y depredación han sido tratadas por acciones amplias para mejorar la protección de tortugas andantes y sitios de anidación…”.
Además, “factores ambientales, tales como el cambio climático, cambios de régimen [pluvial] y eventos de El Niño, afectan a las tortugas, tanto directamente —mediante efectos de las tormentas y patrones de precipitación en las playas de anidación, por ejemplo— e indirectamente, mediante cambios en productividad, la trama alimentaria y otras características del ecosistema. Sin embargo, esos efectos no pueden ser controlados, mientras que los efectos de la pesca en general pueden y deben ser mitigados”, añade.
Y enumera otra serie de aspectos que parecen incidir, como la contaminación de las zonas costeras, el enmallamiento de tortugas en plásticos y detritos, la ingestión de plástico y el impacto de pesca artesanal y de litoral. “Ciertos autores opinan que las pesquerías agalleras costeras de pez espada en Chile son una de las principales causas de disminución de laúd”, puntualiza el informe.
México pone el freno a emisiones contaminantes
Agustín del Castillo . PÚBLICO
El calentamiento global, la gran pesadilla de la humanidad en el siglo naciente, es un asunto prioritario para la sociedad y el gobierno mexicano, que por lo pronto ya reducen la velocidad del crecimiento de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), si bien la reducción real sólo comenzará dentro de seis a once años, advierte el presidente del Instituto Nacional de Ecología, Adrián Fernández Bremauntz.
Entrevistado por Público, el funcionario, cabeza del organismo coordinador del programa de cambio climático del gobierno de la república, reconoce que lo que haga el país por sí solo sería un esfuerzo aislado “que ni cosquillas le hace” al problema, pues México emite alrededor de 1.5 por ciento de los GEI planetarios.
De ahí la necesidad de que la comunidad internacional sea consecuente y, sobre todo, las naciones desarrolladas como Estados Unidos —que genera cerca de 16 por ciento de los GEI mundiales, según cifras del año 2000— y la Unión Europea —11.4 por ciento—, o de que naciones emergentes como China —con una aportación cercana a 12 por ciento— hagan drásticas reducciones de sus emisiones en el corto y mediano plazo.
El espíritu del Protocolo de Kyoto, firmado por la mayoría de los países en 1997, es que el mundo haga descender sus emisiones a niveles anteriores a 1990 o, de lo contrario, grandes catástrofes ambientales, económicas y humanas, además de un proceso masivo de extinción de especies, se producirán en amplias regiones planetarias.
Esto significará un golpe de timón en los modos de producción económica y la cultura de consumo del hombre. Por ejemplo, cada habitante de México emite actualmente seis toneladas anuales de GEI y, para el año 2050, esta emisión debe bajar a un tercio. El desafío es enorme. Sin embargo, “estamos a tiempo de lograrlo”, añade optimista. Ésta es parte de la entrevista telefónica que sostuvo con este diario.
—¿Cuánto está generando México de GEI en la actualidad?
—En el último inventario, que es de 2006, tenemos una estimación de emisiones anuales de 710 millones de toneladas de bióxido de carbono equivalente. La tendencia sigue creciendo, pero crece cada vez con menos rapidez; seguramente entre 2007 y 2009 vamos a tener mayores números que esos 710, pero no un crecimiento estratosférico […] En el año 2000, México emitía 645 millones de toneladas; la actualización del dato la tendremos lista en uno o dos años más.
—¿Cuáles son los sectores donde hay más preocupación por moderación de las emisiones?
—Una buena parte del problema de México viene de la generación de energía, porque utilizamos plantas de combustóleo para generar energía; plantas de gas, que son mucho mas eficientes, y algo de contribución de renovables, como son hidroeléctricas, pero muy poquito de eólica, solar. Un primer gran rubro en el inventario en que hay que poner atención es cómo generamos energía; el otro es cómo la usamos. Lo que más nos preocupa son tres, fundamentalmente: uno, el sector del transporte, que es el que más rápidamente está creciendo sus emisiones; el segundo sector muy importante, que también esta creciendo aceleradamente en sus emisiones, es el sector residencial: continúa en todo el país la construcción de viviendas de todos los estratos; un tercer sector, que, aunque no está aumentando sus emisiones, y que conocemos en términos generales como cambio de uso de suelo —la agricultura, la deforestación, el manejo de la ganadería—, mantiene tasas importantes, pero no tan altas como en años anteriores.
—¿Qué estrategias llevan en estos sectores que siguen creciendo fuertemente, como son transporte y vivienda?
—Bueno, en transporte se trata de disminuir las emisiones de bióxido de carbono, y la forma más obvia de hacerlo es la introducción masiva de sistemas de transporte tipo metrobús y, por qué no, el metro, pero en todo el mundo se sabe que la forma más efectiva de transportar personas en las ciudades es el llamado transporte articulado, los metrobuses, que en Guadalajara se llama Macrobús y, en Monterrey, Regiobús.
“Otra cosa que vamos a hacer es introducir la obligación legal —como ocurre en otras partes del mundo— de avanzar con un mayor rendimiento de combustible en los vehículos; normas obligatorias: ponen calendarios y se va mejorando año con año el promedio de rendimiento, y eso en México lo vamos a publicar el año que entra; es un compromiso que el Presidente ya asumió, parte del Programa Especial de Cambio Climático. Así, año con año todos los que venden vehículos se verán obligados a que la composición de vehículos nuevos sea cada vez más eficiente, y con eso vamos a ahorrar millones de litros de combustible y, por lo tanto, muchas toneladas de bióxido de carbono, entre tres y cuatro millones por año”.
En el tema de vivienda, 800 mil que se construyan hasta 2012 cambian características: “Van a ser construidas y equipadas de una forma ligeramente diferente, con materiales de aislamiento; en algunos lugares, como caso extremo, les van a meter doble vidrio; le van a poner a todas un paquete de focos de bajo consumo, calentadores solares de agua… Con esto, cada vivienda, dependiendo del tamaño, se podría estar ahorrando alrededor de una y media tonelada de bióxido de carbono por año”.
Pero, sin duda, admite el presidente del INE, se debe dar el paso a impulsar energías renovables, como eólica o solar, para lo cual es indispensable echar abajo barreras legales y, en general, el país deberá ser apoyado por la comunidad internacional para que los costos en el cambio de fuentes de energía no impacten en el desarrollo social, lo cual forma parte de los acuerdos.
¿Las primeras metas? En 2012, México habrá dejado de mandar a la atmósfera 50 millones de toneladas de CO2, aunque la estabilización y el comienzo de la reducción neta se darán apenas entre 2015 y 2020. De allí viene una segunda etapa de cambios, más profundos, donde la investigación científica, las nuevas tecnologías, un drástico cambio cultural y el respeto de todas las naciones pueden detener, al menos por otro espacio de tiempo, los desastres anunciados.
Cambio climático en México, cifras y previsiones
México genera cerca de 1.5 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), con 710 millones de toneladas de bióxido de carbono (equivalente) al año. Es parte de un grupo de 25 naciones responsables de 78 por ciento de estas emisiones, en las que se debe aplicar de manera más efectiva la estrategia acordada en el Protocolo de Kyoto
El Protocolo señala como GEI los siguientes compuestos en la atmósfera: bióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), los hidrofluorocarbonos, los perfluorocarbonos y el hexafluoruro de azufre. De lejos, son los dos primeros los que en mayores volúmenes han colmado la atmósfera de la Tierra en los últimos dos siglos
En México, las principales fuentes de emisiones son: la generación de energía, con 24 por ciento (casi un tercio se consume y emite en los hogares); el transporte, 18 por ciento; la deforestación y la silvicultura, 14 por ciento; la basura y los desechos, 10 por ciento; los procesos industriales, 8 por ciento; la agricultura, 7 por ciento, y las “emisiones fugitivas”, 6 por ciento
Los GEI son gases normalmente con características de opacidad, que absorben la energía calórica proveniente del sol y hacen posible que la temperatura se eleve (fenómenos conocido como “efecto invernadero”). Sin los GEI y sin atmósfera, la Tierra tendría una temperatura promedio de alrededor de 30 grados bajo cero, que haría casi imposible la vida
El promedio de temperatura de la Tierra ronda 18 grados. El problema es que la emisión extraordinaria de estos gases está aumentando las temperaturas promedio y amenazando con deshielos, huracanes más extremos, sequías y desaparición de especies, como las tortugas marinas, por culpa de los cambios que las variaciones del clima generan en los ecosistemas.
Fallece menor por virus de la Influenza AH1N1
Sólo dolor y destrucción traen mineras y gobiernos, señalan integrantes de la Rema
Realizan en Ayotitlán de García Barragán el Taller de reflexión y acción frente a la minería
Jaime Hernández - LA JORNADA JALISCO
Telcruz, municipio de Ayotitlan de Garcia Barragan, Jalisco.- Abandono, crimen y saqueo continuo de riquezas son las respuestas que dan los gobiernos a las demandas de los afectados por las minas.
Al iniciar en esta comunidad el Taller de reflexión y acción frente a la minería, de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema) al que acudieron más de 70 personas en representación de más de una docena de comunidades de Jalisco, Oaxaca y Michoacán, los asistentes expusieron la diversa problemática que viven desde hace varias décadas, cuyo signo distintivo ha sido el conflicto, la inseguridad jurídica, el despojo de tierras y riqueza natural, además del deterioro ambiental.
Juan Carlos Marmolejo, integrante de Guardianes de la Selva, de Coahuayana, Michoacán, denunció a la Minera Ternium, que sin permiso se apropió de 6 mil hectáreas, 2 mil de El Palacio del Rey Tolimán, lugar desde donde este antiguo monarca indígena se opuso a los españoles. El grupo guardianes presionó al gobierno de Leonel Godoy, quien por su conducto logró a la empresa respetara el cerro de La Aguja; sin embargo, ha estado perforando pozos por medio de una empresa canadiense a la que parcialmente han logrado detener con bloqueos en obras.
José Santos Rosales, de la cuenca del río Marabasco, Roblada de la Cruz, integrante del Consejo de Mayores Telcruz, cuestionó que a veces ejidatarios los han dejado solos mientras que “son otros los cobran en arreglos y que son los de Ayotitlán”.
Celedonio Monroy, de Loma Colorada, cuestionó la contaminación de polvos de detonaciones en el cerro de Los Juanés, en la expansión de la minería: “los niños tienen los ojos rojos y la ropa siempre está tiznada, no se les atiende de salud y la Minera del Norte sigue estas acciones sin que nadie la detenga”.
Julián Sánchez Monroy, de Pesadas, anexo al ejido de Ayotitlán, dijo que ahora hay otra minera, La Monclova, “ya están a unos metros de nuestras casas, nosotros absorbemos los problemas y ya hasta modificaron el nombre del río Marabasco, que se llama ahora Minatitlán, de acuerdo con sus conveniencias. La minera ya hasta donó un camino a Las Pesadas, donde pusieron hasta una aduana para cobrar el paso. El Ayuntamiento se encarga ahora de molestarnos y cuando los animales rebasan limites con Colima, les cortan orejas y rabos; los mutilan, y así nos los regresan”.
Esteban Guzmán, también de Las Pesadas y ex trabajador de la minera Peña Colorada, enseñó su brazo accidentado, con daños que han crecido debido a químicos a los que estuvo expuesto “y de esos caso hay muchos y no se habla, pues ante estos accidentes, o los compran o los corren”.
Candelaria Zambrano, indígena de San Gabriel, dijo que cuando Colima entró a Plan de Méndez “y me opuse, me acusaron de querer matar a una persona que me amenazó con una pistola; al rato me capturan junto con mis hijos, me torturaron y estuve detenida dos años; al llevarme detenida dejaron que me arrastrara el río y de ese accidente perdí la matriz. Aún así fui sentenciada a siete años de prisión”.
Benjamín Luna, del ejido Rebalse de Cihuatlán, dijo que “ahí se le tiene miedo al grupo de los Leaño, quienes contraviniendo la ampliación del ejido, se pregunta: ¿qué ha hecho el gobierno de Jalisco ante las empresas controladas por los caciques?, los pescadores ya hemos perdido La Almeja y El Chacal, se extinguieron desde hace tiempo y de ahí comíamos. Igual pasa con los manglares que están resistiendo, pero poco a poco a poco están desapareciendo”.
De Villa Purificación denunciaron que desaparecieron tres de las cinco comunidades indígenas: La Saloya, Los Achotes y Siete Iglesias, “porque los ricos convencieron a los comuneros a tener la pequeña propiedad, y han desaparecido ya esas comunidades por privatizarse”.
Beatriz Cariño, de Rema de la región sur, dijo que “es bastante duro escuchar los problemas tan difíciles que tienen nuestros pueblos, y es el mismo dolor que resiente aquí y el que se siente allá en mi tierra mixteca. Somos los mismos hombres del color de la tierra que exigimos un lugar en la historia de este país”.
Jesús Hermenegildo, del Frente Pro Manantlán, dijo estar decepcionado de una reunión en el Congreso de Jalisco en el que se dijo que “apenas se va a buscar una solución al conflicto de límites”; que el Ejido de Ayotitlán de más de 400 mil hectáreas que tenía apenas se le reconocen 30 mil. Además “la minera influye para que no se reúnan libremente los ejidatarios indígenas a discutir los problemas. Pero lo que más nos ataca es nuestra pobreza extrema”.
Denunciaron el caso reciente de que el pasado jueves 11 de junio tres nahuas de La Astilla que iban hacia Las Pesadas se volcaron en una camioneta quedando prensados; al pedir ayuda a policías de Colima, éstos se negaron con el pretexto de que no era su “competencia”; uno está grave y policías del gobierno de Jalisco “tampoco se arrimaron”.
Oscar González, del Secretariado de la Rema, dijo que “gobiernos y mineras prometen beneficios y han traído sólo destrucción y dolor. Además los gobiernos no los ayudan, los dejan solos; la única manera que tienen los indígenas es ayudarse y organizarse entre ellos. La violación a sus derechos colectivos y ambientales es una constante, además de incumplirse el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que es letra muerta”.
Productos lácteos importados incumplen medidas sanitarias, señalan lecheros
Viridiana Saavedera . LA JORNADA JALISCO
Además de provocar pérdidas en el sector económico lechero de México, los productos lácteos importados muchas veces no cumplen con las medidas de sanidad requeridas, sentenciaron miembros del Frente Nacional de Productores de Leche en Jalisco el jueves pasado; sin embargo, las autoridades sanitarias en la entidad se deslindaron de la responsabilidad y dijeron que la regulación es competencia de la federación, y aunque aceptaron irregularidades que podrían generar daños a la salud, optaron por no intervenir directamente en el tema.
“Los permisos de importación son permisos federales que se otorgan por parte de la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) cuando el producto va a ser destinado al consumo humano, y cuando esto se cumple, es porque se revisaron los resultados laboratoriales, se tienen los certificados de libre venta de los países productores, y en este sentido es como se da”, aseguró Juan Carlos Olivares Gálvez, titular de la Dirección de Regulación Sanitaria de la Secretaría de Salud Jalisco.
Cuestionado sobre la intervención que como Regulación Sanitaria tendrían ante la presión de pequeños empresarios lecheros en cuanto al uso de melamina, una sustancia química utilizada en la producción de proteínas que genera severas afectaciones a la salud de quienes la consumen, el especialista aseguró que hasta el momento no han recibido quejas expresas, por lo que no contemplan intervenir como dependencia estatal.
Olivares Gálvez aseguró, además, que el otorgamiento de permisos para la importación competen igualmente a la Cofepris, y en caso de que los productos fuesen adulterados, sería dicha comisión, así como la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), las indicadas para intervenir, aunque no descartó la posibilidad de que haya irregularidades.
“No es imposible que no vaya a haber (irregularidades), pero en general no hemos tenido un motivo de queja específico, o alguna evidencia que pudiéramos tener que canalizar a las autoridades federales. En el estado nosotros no gestionamos, o no otorgamos este tipo de documentos para poder importar el producto, pero sabemos que no se otorgan de manera tan simple, sino que se cumple una serie de requisitos. Si habláramos de fraude, se vería involucrada la Profeco, pero independientemente de eso, nosotros tendríamos que intervenir también como autoridad sanitaria, porque una situación de fraude puede estar generando una afectación al ser humano, porque si un producto no contiene lo que se espera de él, puede generar alguna afectación, que no es necesariamente un proceso tóxico o un proceso agudo, simple y sencillamente que no aporta los nutrientes que de él se esperan”, agregó el médico.