“El pastel ya está repartido” entre las compañías que eligió la CFE, dice Abraham Rodríguez
El ex alcalde encabeza una asociación que busca que el proyecto beneficie a toda la región
Imagen del lugar donde se construye la presa La Yesca Foto:
ARTURO CAMPOS CEDILLOJorge Covarrubias - LA JORNADA JALISCO
Hostotipaquillo, 8 marzo.- Lo que antes era un poblado lleno de fiesta, de música de banda que amenizaba casi todos los días por cualquier motivo, dejó su lugar a un silencio casi absoluto que sólo es roto por las campanadas de la iglesia y las decenas de camiones torton que pasan cargados del material que construirá la presa hidroeléctrica La Yesca, una de las más grandes en su tipo en toda América Latina, con una inversión superior a los 767 millones de dólares.
Este dinero, se lamentan los habitantes de este municipio, no “irrigará” sus bolsillos, ni mejorará el aspecto del pueblo. Todo el recurso está repartido entre las compañías que seleccionó la Comisión Federal de Electricidad (CFE), desde el abasto de agua, transporte de personal, comedores y renta de maquinaria.
“Hostotipaquillo nomás les sirve pa pasar a veces, y de vez en cuando orinar y seguir su camino”, comentó Abraham Rodríguez Gómez, quien fuera presidente municipal en el periodo 1995-1997. Ahora es promotor de una asociación que acaba de constituirse hace cuatro meses, denominada Frente Ciudadano, cuya finalidad es garantizar que el megaproyecto hidráulico beneficie a la región y no sea el negocio de unos cuantos.
Los pobladores, después de tantas presiones para obtener un espacio de trabajo en todo lo que significa el conjunto de la obra, lograron un pequeño contrato para trasladar al personal con un camión –que ellos mismos adquirieron en abonos–, idéntico a los del transporte urbano de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
“Aquí con muchos esfuerzos compramos un camión, en abonos, con muchos esfuerzos después de meses empezó a trabajar. Oyes y compañías de Nayarit, camiones y camiones nuevos, y se han oído rumores que detrás de esos camiones está un diputado, detrás de otro camión el secretario general de Gobierno de Nayarit, detrás de otro camión el cuñado del gobernador, detrás de otro camión está su gente del gobernador o el líder sindical. Lo que es negocio no le está dejando nada al pueblo”, refirió.
Todos los días, durante los próximos cuatro años, tiempo estimado en el que se piensa concluir la hidroeléctrica, atravesarán el pueblo camiones llenos de material, ingenieros y arquitectos de compañías nacionales y extranjeras, que lo mismo van con la encomienda de cincelar el proyecto que en busca de minerales y piezas arqueológicas.
San Jorge, Gran Carrera, Cinco Minas, Amajac y Bandera Gold, esta última de origen canadiense, son las mineras que se han instalado en rancherías cercanas como La Playa y San Juan, de donde se extrae principalmente plata y oro.
El nombre de Hostotipaquillo deriva precisamente de su riqueza en minerales, Hosto, que significa “encima de la gruta o de la grieta”.
Fue ahí en el rancho de San Juan que al término de la presa El Cajón, en colindancia con el estado de Nayarit, se encontraron más de 300 joyas arqueológicas, relató Félix, un ejidatario de Hostotipaquillo que ha emprendido un frente de resistencia entre sus congéneres, y los que viven el Paso de la Yesca, cuyo poblado quedará bajo las aguas una vez que finalice la obra de la hidroeléctrica.
“Ahí, un compa que fue delegado nos dijo: Aquí sacaron más de 300 monos de joyas arqueológicas de unas y de otras, y sí me gustaría saber el paradero de esas piezas arqueológicas, ¿en dónde están? o ¿en qué museo se encuentran?”.
Con una habilidad parecida a la del cronista del lugar, Abraham Rodríguez narra que Hostotipaquillo nació siendo un centro minero, pero no cualquiera, sino un “real de reales”, porque convocó a cinco centros mineros: Monte de Favor, Pinavete, La Yesca, San Pedro Analco y Cinco Minas.
En la última mitad del siglo XIX hubo un auge en la minería; sin embargo, cuando estalló la Revolución Mexicana, en 1910, las empresas que llegaron en busca de plata y oro se vieron obligadas a suspender la exploración de yacimientos. En la década de los 30, ya con cierta estabilidad social, se recuperó parte de la actividad económica, pero es hasta los recientes años que ha habido una mayor intensidad con el ingreso de compañías canadienses.
“Aquí era un puerto de entrada, allá por los 30 todavía. Aquí había una pista de aterrizaje. Aquí iban avionetas y de ida y vuelta, los caminos reales que se conocían por aquel entonces, todos estaban empedrados, porque así como se encuentra de vehículos el proyecto hidroeléctrico, así se encontraban los centros mineros, unos iban, otros venían, pero era de mucho comercio aquí en Hostotipaquillo”, recordó, e inmediatamente acotó que la explotación minera nunca se dio al 100 por ciento, pues en aquellos años lo que no daba un kilo de plata hacia arriba lo desechaban, y ahora las industrias se dan por bien servidas si encuentran al menos 200 gramos por cada tonelada.
Rápidamente vuelve al tema de la construcción de La Yesca e insiste en que el “pastel” ya está repartido. Los contratos de trabajo colectivo los tiene el Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) y cada vez que se le pide algo le da vueltas al asunto o no resuelve pronto.
De su lado, la CFE responde que el municipio recibió obras compensatorias; una línea de agua, otra de conducción de agua al pueblo, una línea de distribución, red de alcantarillado, una carretera a Santo Tomás, entre otras cosas, que ante la multimillonaria inversión de la presa, se aprecian como un mendrugo.
La CFE, “una empresa de clase mundial” –reza un rótulo en cada uno de sus vehículos–, se ha negado a proporcionar a los habitantes copia de los convenios celebrados con el Ayuntamiento y muchas de las reuniones entre ambas instituciones se llevaron a cabo en Guadalajara a puerta cerrada.
“Si quería participar cualquier persona de aquí del municipio, tenías que solicitar tu participación por medio de Internet 8-15 días antes. Entonces un campirano de aquí de la región con deseos de participar, ¡cuándo cabrones le iban a dar oportunidad!”, exclamó Rodríguez Gómez.
Gente extraña
Hace poco más de dos años que el gobierno federal comenzó con la pavimentación de la carretera Hostotipaquillo-Mesa de las Flores-La Yesca, una impresionante obra que ha descerrajado montes de cantera blanca y arrasado con órganos y pitayos que hasta el último momento intentaron aferrar sus raíces a la tierra.
En Mesa de las Flores la gente se convirtió en extraña. De repente apareció una pluma de acceso que controla una empresa de seguridad privada, con la cual deben identificarse cada vez que entran o salen de su poblado, y lo mismo ocurre en el Paso de la Yesca, la gente tiene prohibido acercarse a un territorio que antaño formó parte fundamental de sus vidas. Vallas enmarañadas con alambre de púas y detrás de ella un hombre octogenario vestido con el uniforme de seguridad que le proporcionó la compañía para la que él trabaja, indican que el camino se ha terminado.
Tembloroso, sale de su módulo de vigía y pregunta por los particulares de este reportero. Hace una concesión y nos deja entrar unos cuantos metros; el hombrecillo desdentado trabajó como vigilante durante el tiempo que duró la construcción de la presa de El Cajón y decidió continuar en este empleo hasta que concluya la hidroeléctrica de La Yesca.
Un garrafón de agua, un catre, unos sartenes y algunas botellas de plástico son su compañía. Sin contrato de seguridad social, igual que muchos de los obreros que se desempeñan en la obra, y con un sueldo de mil 150 pesos semanales, recordó que hace unas noches escuchó un rugido y se tuvo que aferrar al interior de la casetita con un pánico extremo.
No le advirtieron que en el lugar todavía rondan algunos ejemplares de pumas y jaguares, que andan despavoridos en medio de la serranía.
Peces contaminados
Félix es conocido en todo el pueblo, y él conoce la comarca como la palma de su mano, “aquí sembraba sandía doña Chona, allá venía a platicar con mi compadre y en ese río pescaban de todo, ahora está bien contaminado”, dirige su mirada al río Santiago, el mismo que envenenó al niño Miguel Angel y del que inusitadamente la población continúa extrayendo carpa y bagre para consumo humano.
En este caudal sí pescan, porque más adelante, en el río Bolaños, los peces salen con ladillas y unos gusanos entre la carne, consecuencia de los metales pesados que arrojan las empresas mineras.
No hay duda de que Félix conoce el pueblo, la gente lo identifica, y no precisamente por esa barba canosa que le roza el pecho, sino porque al transcurrir del tiempo se ha posicionado como un líder social. Las tierras, dice, nunca han sido muy fértiles, pero siempre dieron de comer a la gente.
“Aquí parece muy desértico, pero aun así saca la gente pa comer. En la orilla del río siembran sandías y milpa, o sea, muchas cosas que no nomás aquí. Ahí por el río pa abajo hay muchas familias que se mantenían de la orilla del río, y sin embargo, como usted lo está viendo, ya ve. Es una tristeza que se habla del beneficio y ese beneficio en realidad no se refleja. Aquí sí se mira mucha maquinaria, la carretera, pero ya nomás sale uno de aquí y es una lástima ver la realidad, la escasez de agua por dondequiera y la falta de atención tanto de las autoridades municipales, o sea de plano no se preocupan por atender la demanda del pueblo”, enfatiza.
La contaminación del río Santiago, añade Abraham, en este momento no preocupa tanto a la población; sin embargo, refiere que con la construcción del embalse, el torrente quedará a “tiro de piedra”.
Cuando el Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, inauguró por segunda ocasión el arranque de la obra en enero, anunció una generación de 10 mil empleos directos e indirectos. Mentira, dice Rodríguez Gómez, la gente sigue intentando irse al “otro lado”, para ganar lo que aquí se les niega.
La obra vino a sepultar la escasa actividad pecuaria de la región, porque ni la explotación minera aporta beneficios al municipio, todo se lo están llevando las industrias extranjeras.
“Últimamente llegó que el apoyo a la tercera edad, que Procede (Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares), que llegó lo de niños becados, cosas por el estilo. Pura caridad, y la gente no está para caridad, está para que se emprendan proyectos productivos a conciencia y que se desarrollen hasta sus últimas consecuencias”.