martes, 29 de julio de 2008

Reconoce Jesús Michel Prudencio que es empleado de la minera Peña Colorada

El comisario ejidal de Ayotitlán se niega a abandonar el cargo, pese a sentencia de tribunal colegiado

Mancilla pide que se elija nuevo Comisariado Ejidal y la Procuraduría Agraria frene injerencia de la empresa


En la asamblea de ejidatarios celebrada el pasado domingo, Jesús Michel Prudencio se aferró a la presidencia del Comisariado, a pesar de que un tribunal administrativo decretó ilegal su nombramiento. Michel es acusado por Gaudencio Mancilla, representante del Consejo de Mayores, de allanar el camino a las mineras Peña Colorada y Los Juanes para explotar la riqueza de la región en detrimento de la población. En la imagen, Michel y Mancilla discuten durante la sesión FOTO: ARTURO CAMPOS CEDILLO

Jorge Covarrubias - LA JORNADA JALISCO

Como se anticipaba. Fue una sesión ríspida, dura y con enfrentamientos verbales que por fortuna no terminaron en riña. Representantes del Consejo de Mayores tenían previsto destituir el domingo pasado a Jesús Michel Prudencio de la presidencia del Comisariado Ejidal de Ayotitlán por su presunto nombramiento ilegal al frente de este órgano de gobierno en la comunidad indígena el 23 de octubre de 2005 y cuya actividad, dicen sus opositores, ha redundado en beneficios a empresas mineras que pretenden explotar los yacimientos de oro, plata y hierro que se encuentran en el subsuelo.

Gaudencio Mancilla Roblada, representante del Consejo de Mayores, llegó a la sesión con una sentencia del Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito de Guadalajara dictada el 21 de julio pasado, cuyo documento desconoce efectivamente al comisario ejidal.

Como era de esperarse, Michel Prudencio se negó a abandonar el cargo y para ello se las ingenió con varias artimañas; se armó de un discurso melodramático, les quitó el micrófono a sus oponentes, acusó a la prensa y a la misma Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas (UACI) de confundir a su gente, calificó de “papelucho” el documento legal que ordena su destitución y finalmente argumentó que hasta que la Procuraduría Agraria le notifique oficialmente de la sentencia jurídica se irá del puesto.

“En esto está metida la UACI, la Universidad de Guadalajara, la UACI, que anda también echando golpe allá. Aquí, yo creo asambleístas, aquí mandan ustedes, mandan ustedes, no mandan otras dependencias; aquí manda el ejidatario y el comunero si ustedes quieren”, dijo ante un auditorio repleto de ancianos, hombres, niños y mujeres de tez oscura.

Eran alrededor de las 13 horas y la gente seguía llegando a la asamblea de poblaciones cercanas, como Telcruz, El Platanar, Las Pesadas, algunos caminando, otros a caballo o a bordo de camionetas. Los que no alcanzaron a desayunar, ahí mismo lo hicieron en los puestos de tacos, café y pozole que se servía en platos desechables por 10 pesos.

Elementos de seguridad ya estaban en el lugar desde temprana hora, así como representantes de la Cuarta Visitaduría de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ).

El Consejo de Mayores no sólo acusa a Michel Prudencio de haberse erigido de manera ilegal como presidente del Comisariado Ejidal con un recurso propio de los regímenes priístas, la inflación del padrón de ejidatarios de mil 414 a 2 mil 120, sino de favorecer desde su posición el ingreso de empresas mineras que codician los yacimientos de oro, plata y hierro que se encuentran en el subsuelo de la región.

Es empleado de la minera Peña Colorada, lo reconoció durante la sesión; sin embargo, aclaró que de ninguna manera se ha prestado a los intereses de la industria.

“Yo no vendo minas, yo no ando negociando minas pa' vender, ni para hacerme rico. Verdad buena que ni un cinco”, afirmó.

Varias veces, Gaudencio Mancilla lo interpeló sin mucho éxito. En una de sus intervenciones le exigió al comisario ejidal que presentara su nómina complementaria, donde supuestamente ha recibido atractivas compensaciones por allanarles el camino a las mineras. La voz del representante del Consejo de Mayores fue silenciada, no le dieron la menor oportunidad de que tomara el micrófono y defendiera sus ideas.

En su contra se unieron los integrantes de la mesa directiva y un nutrido grupo de ejidatarios que, como enjambre de abejas, impidieron que se escuchara a Mancilla, a pesar de que éste se ubicó al frente del salón de asambleas.

Michel monopolizó el micrófono para continuar con su defensa y hacer una apología de la minera Peña Colorada que, según él, ha generado empleos, ha ofrecido becas, ha construido accesos carreteros y ha traído los servicios de salud necesarios.

El comisario ejidal se calificó como un altruista que “gana poco”, “que da empleo a 12 gentes”, y que de lo “poquito que le queda pa' comer” reparte a la gente necesitada.

Gaudencio Mancilla no quitó el dedo del renglón, una y otra vez le exigió a Prudencio cuentas de los contratos que ha firmado con Peña Colorada y Los Juanes, esta última actualmente en litigio por la invasión a una parcela que pertenece al campesino nahua Lino Roblada.

“Usted ha andado en la grilla, toda su vida ha sido así. Nunca ha apoyado, siempre ha estado en contra de todo”, respondió Prudencio ya iracundo.

Después del comisario ejidal hubo tres intervenciones más, una de ellas exhortando a no cerrarse a la posibilidad de tener ingresos con la explotación minera, pero en beneficio de toda la comunidad con la construcción de carreteras, escuelas y hospitales, porque el dinero sólo se quedaría en unas cuantas manos.

Los roces verbales continuaron hasta que el presidente de la mesa directiva, Israel Martínez, dio por concluida la sesión.


En asamblea del Consejo de Mayores de Ayotitlán, Gaudencio Mancilla Roblada le reclama a Jesús Michel Prudencio que entregue el sello del Comisariado Ejidal Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO

Es un limpiabotas

En posterior entrevista, Gaudencio Mancilla comentó que bien podrían demandar por la vía penal a Prudencio, pero no se desea la confrontación con nadie de la comunidad. Para él es claro que el comisario ejidal actúa a favor de Peña Colorada, aunque éste se canse de negarlo.

“Eso es como decir que no me gustan los cigarros y estoy fumando. El es el limpiabotas de la empresa, nomás que la gente se cohíbe de decirle porque, pues, por respeto, pero yo como su representante no me canso de decirle que esto no es legal”, puntualizó.

El periodo de Prudencio termina en octubre; sin embargo, desde este momento sus huestes comienzan a operar para mantenerse al frente del Comisariado Ejidal, denuncia Mancilla.

Contrariamente a lo que dice el líder ejidal, Gaudencio sostiene que el ingreso de Peña Colorada no ha mejorado las condiciones de vida de sus pobladores. Pagan 200 mil pesos anuales por la ocupación temporal de sus tierras (lo que representa un centavo por cada 3 mil pesos de dividendos), mientras obtienen ganancias cercanas a los 2 mil millones de dólares por año, y las supuestas becas de apoyo a los estudiantes indígenas apenas alcanzan los 700 pesos mensuales.

El futuro de Ayotitlán es incierto, demasiado el dinero en juego y el olvido de las autoridades. El asedio de las mineras es intenso y ha ocasionado incidentes mayores entre los ejidatarios, conminándolos a sacar las armas para dirimir sus diferencias.

Gaudencio Mancilla pide que la Procuraduría Agraria convoque de inmediato a la elección de un nuevo Comisariado Ejidal y detenga la injerencia que podría intentar nuevamente la minera Peña Colorada a través de uno de sus principales operadores en la región: Ambrosio Farías Vaca.

Según Mancilla, la minera, a través de este sujeto, continúa impugnando la resolución que desde 1968 ordena a la Secretaría de la Reforma Agraria a ejecutar la complementaria del ejido, que implica la entrega de las más de 20 mil hectáreas que le pertenecen y no le son reconocidas.



Bosques de niebla, lucha contra el tiempo

Estos espacios megadiversos representan 1% del territorio nacional; plantean desafío de su conservación a largo plazo. Agustín del Castillo - PÚBLICO Don Salomé García Rivera siempre ha escuchado las leyendas sobre fortunas enterradas en el Nevado de Colima. “Dicen que hay tesoros ocultos que dejaron los bandidos […] que de donde hay entierros salen pequeños fuegos, pero quién sabe, pienso que ya se llevaron todo”, cavila desencantado en el camino lluvioso a la barranca de Alseseca, la cual preserva todavía un real e invaluable tesoro biológico: un bosque mesófilo de montaña casi intacto.
Quién va a reparar en monedas de plata, gemas y esmeraldas, salario de violencia humana, cuando observa desde las hondonadas la eterna formación de nubes, como nacidas del suelo; los árboles colosales y apacibles; las riadas cantarinas; los aromas de vitalidad y podredumbre; o esos helechos, lianas, orquídeas y hongos de formas fantásticas; o los aleteos, gruñidos o zumbidos de inquietos parroquianos diminutos o invisibles, que pululan entre el mar de verde y vapor. Don Salomé platica alegre las hazañas del Indio Alonso, un revolucionario legendario, y su muerte a manos de doña Ramona Murguía, a la sazón tía del ejidatario nativo de Telcruz; abajo resopla vida apretada, variopinta, casi barroca, hálito que surgió del agua y sobrevivió a millones de años de cambios.
Hoy, un pesimismo bien documentado indica que el bosque mesófilo o de niebla, el más rico en especies vivas por metro cuadrado que alberga el país, es también el ecosistema mexicano llamado a desaparecer más rápido; su larga historia natural lo dejó en aislamiento; luego, apareció el hombre: hace un siglo había dos millones de hectáreas, y en la actualidad no se extiende sobre más de 800 mil. El tiro de gracia vendrá de un mundo dominado por los rigores del cambio climático y la caótica colonización de talamontes, ganaderos y “desarrolladores” gubernamentales o privados. Tal vez sea tarde, pero algunos no se resignan a la fatalidad. Estudiosos de la Universidad de Guadalajara, encabezados por Sonia Navarro Pérez y Armando Chávez Hernández, y apoyados por el director del parque nacional Nevado de Colima, José Villa Castillo, proponen proteger un remanente de 6,988 hectáreas que se mantiene entre los recovecos más inaccesibles de este complejo montañoso, en cuatro grandes polígonos que colindan con el parque nacional (ver gráfico anexo). Tienen el apoyo del gobierno de Jalisco y de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la gran ventaja de que son florestas con escaso valor comercial y de nulos conflictos de tenencia de la tierra, y la ambición de comenzar la reconstrucción de un rompecabezas: el viejo parque decretado por Lázaro Cárdenas en 1936, de 22 mil hectáreas, que cuatro años después fue reducido a favor de los intereses de la naciente fábrica papelera de Atenquique, a menos de un tercio.
“Si se necesita de un decreto federal, lo apoyaremos”, advierte el comisionado nacional, Ernesto Enkerlin Hoeflich. Incluso, el coordinador regional de la Conanp, Alberto Elton, ha solicitado a los académicos ampliar el estudio para abarcar ecosistemas vecinos, bosques de pino y oyamel, pues es un sistema que requiere de todas sus partes. Medio siglo de protección, y la naturaleza puede hacer maravillas. A don Salomé le parece un esfuerzo necesario, pues Zapotitlán vive del agua de Alseseca, y esa agua sólo la producen las arboledas de los volcanes. “Es por el lado del agua por donde mejor les hemos llegado a los pobladores, que entiendan que es un recurso que da la montaña si la mantienen […] no hay un mejor captador de agua que los bosques mesófilos”, subraya Sonia López. No sólo es la lluvia, sino lo que se llama “precipitación horizontal”: esas brumas que flotan sobre las umbrías y fabrican rocío silencioso. Esta apuesta protectora parece una lucha contra el tiempo, ¿para detenerlo, engañarlo, o sólo suavizar sus sentencias? La difícil historia natural El científico Antony Challenger habla del registro fósil de los bosques mesófilos de montaña: “Hace 50 millones de años, el clima en el hemisferio norte era cálido y húmedo, lo cual favoreció el desarrollo de selvas tropicales y subtropicales en Europa, Asia y Norteamérica, incluyendo los bosques mesófilos primigenios de México, que evolucionaron a partir de elementos asiáticos y norteamericanos” (Conservación de ecosistemas templados de montaña en México, 2007, Instituto Nacional de Ecología). El enfriamiento de 25 millones de años después cesó el intercambio de especies boreales con otros continentes. Mucho después, hace cinco millones de años, al formarse el puente de Centroamérica, el arribo de formas de vida de Sudamérica se aceleró. Estas florestas constituyeron así verdaderas arcas de Noé. Pero, mucho antes del diluvio, empezaron a retroceder. “Tras una serie de procesos orogénicos, tanto tectónicos como volcánicos, así como de cambios climáticos importantes, la vegetación del bosque mesófilo acabó por fragmentarse, restringiéndose a islas ambientales, lo cual condujo a una evolución divergente, al quedar muchas especies en poblaciones reproductivamente aisladas”, agrega Challenger. Por eso, 30 por ciento de las especies de este ecosistema son exclusivas, lo cual es extraordinario en términos de riqueza biótica, pero tremendamente frágil: hay anfibios o murciélagos cuyo mundo y parentela no abarcan más de algunas hectáreas de la barranca de Los Bueyes o en las sombras frías de Huescalapa, apuntan los investigadores de la UdeG. Qué futuro más promisorio de aventuras tendrían los Cristóbal Colón o Magallanes de las repúblicas de ranas, salamandras o tuzas a las que sólo les tocó por universo un pedacito de tierra y luz de la majestuosa montaña. Pero la realidad es que cualquier cambio en su ambiente puede hacerlos desaparecer. La superficie nacional de bosque de niebla es apenas superior al estado de Colima. Con menos de 1 por ciento del territorio, tiene 10 por ciento de sus formas de vida (tres mil tipos de plantas y 450 de vertebrados terrestres, entre ellas). “Para estos volcanes, los mesófilos se desarrollan entre los mil y los 2,500 metros sobre el nivel del mar; sin embargo, no llegan a constituir un piso de vegetación, más bien forman mosaicos junto con formaciones de pino-encino y oyamel; su mejor estado lo encontramos entre 1,620 y 2,310 msnm, en áreas protegidas de los vientos y con menor radiación solar, frecuentemente cubiertas por nubes”, señala el texto de la propuesta. Los cuatro sitios a proteger son diferentes. El Borbollón tiene más influencia tropical; Atenquique-Loma Alta es el más neártico; “en el caso del complejo volcánico eso es lo interesante, que hay áreas donde lo tropical incrementa un montonal el número de especies, y luego en Huescalapa, pese a todo lo que ha sido alterado, vemos especies de murciélagos que no existen en ningún otro sitio del mundo”, explica Sonia Navarro. Sin embargo, “las características físicas del mesófilo son similares: demandan el nivel exacto de la humedad, ese volumen a partir de que aparecen las nubes y la luz se regula; que las plantas que están ahí atrapen toda esta humedad y se hagan más complejas, por ejemplo, las epífitas, todo lo que esta encima de los árboles, que es el grupo más diverso; esas condiciones se propician por la temperatura, por la humedad, por la elevación, porque se puede atrapar mejor ahí ese punto de rocío, y es lo que provoca que se haga todo entramado y complejo; si no fuera así, no podría existir este tipo de bosque”. Y lo que hacen la deforestación, el cambio de uso de suelo para introducir café y aguacate, y los incendios, es destruir esas condiciones. “Es decir, los bosques forman un sistema evolutivo complejo: cuando se afectan, reinicia el proceso, pero nunca recuperan el estado en que se encontraban porque no les dan el tiempo”, advierte Armando Chávez. La protección incompleta Las umbrías vaporosas de las barrancas del Nevado y el volcán de Fuego forman un desierto humano. Su accidentado relieve ha permitido que sean conservadas, pues la explotación maderera se hace costosa, aunque llegaron a extraer pinos, oyameles, encinos, fresnos, tilias y magnolias o helechos, especies codiciadas. “Cada intervención era un desastre, porque arrastraban el árbol y se llevaban otros árboles que no les interesaban, y provocaban erosión”, narra el investigador. Luego llegaban las vacas. El tesoro se fue agotando. Los bosques solitarios de Alseseca lucen imperturbables esta tarde de julio entre los vapores fantasmales y el agua abundante de sus arroyos. Asombra el espectáculo, indiferente al hombre que destruye y al tiempo que condena. Los datos Los bosques de niebla o mesófilos de montaña son el ecosistema más amenazado y reducido de México y de Jalisco, tanto por los cambios de uso de suelo y el deterioro local como por los efectos del calentamiento global En el Nevado de Colima existen alrededor de siete mil hectáreas de este tipo de bosque. El gobierno federal y el de Jalisco pretenden elevar a categoría de área natural protegida, para lo cual elaboraron un amplio estudio de cuatro polígonos. Si sale adelante el decreto, la superficie del parque nacional sumada a la nueva reserva protegida significa duplicar la superficie protegida en la zona Los polígonos de bosque mesófilo a proteger son cuatro: en la vertiente occidental complejo volcánico están la barranca de Alseseca, con 2,473.9 ha, en Zapotitlán de Vadillo y San Gabriel, y la barranca de El Borbollón, con 1,637.6 ha, en Zapotitlán de Vadillo; en la vertiente oriental, la barranca de Atenquique-Loma Alta, con 1,460.6 ha, en Tuxpan y Zapotltán el Grande, y la barranca de Los Bueyes, con 1,416.1 ha, en Tuxpan Estos bosques fueron protegidos originalmente, en el decreto del parque nacional de 1936, que abarcaba los bosques a partir de 2,500 metros sobre el nivel del mar, casi 22 mil ha. Cuatro años después, por presión del negocio maderero, se elevó la cota mínima a 3,350 msnm, y se le cercenaron al parque más de quince mil ha El bosque mesófilo del Nevado tiene la mayor diversidad de especies de todo el complejo volcánico, pese a ser apenas 10 por ciento de toda el área de los tres volcanes (volcán Cántaro, Nevado y de Fuego).

Atenquique dejó una huella de destrucción no superada


La biodiversidad de los bosques mesófilos se ve amenazada por la explotación irregular. Foto:Foto: Giorgio Viera

Agustín del Castillo - PÚBLICO

Es un tema no superado para la sociedad del sur de Jalisco, pero los hechos son irrebatibles: la presencia por medio siglo (1943-1993) de la Compañía Industrial Atenquique, como explotador exclusivo de los bosques de la región, es la causa de la degradación severa de los ecosistemas no sólo en el complejo volcánico de Colima, sino en las sierras adyacentes de El Tigre, del Halo y de Tapalpa.

A esta herencia ambiental desastrosa se añade el freno a la creación de una verdadera cultura forestal: los propietarios y ejidos se volvieron rentistas; los caciques acapararon los tratos con la empresa y luego, al terminar la vigencia del decreto, abrieron sus propios aserraderos bajo los mismos esquemas. Ni el parque nacional fue respetado: a pretexto de los “saneamientos”, fue devastado para entregar materia prima a la factoría, que, al ser privatizada a fines de los años ochenta, realizó una última devastación para recuperar la inversión.

“No creo yo que haya un solo aprovechamiento maderero ejemplar en estas montañas”, sostiene, pesimista, el geógrafo Armando Chávez Hernández, de la UdeG.

“Atenquique llega a explotar el oyamel para la fabricación de papel, y otras especies maderables como el pino, que básicamente ya se lo acabaron [en el Nevado]; sucede una cosa curiosa con el decreto de 1936, queda ahí dentro de la euforia cardenista de áreas protegidas, y un mes antes de que Cárdenas terminara su gestión presidencial se hace la modificación del decreto”.

Bosques mesófilos en México


—¿Todo esto pensado para la fábrica?

—Sí, los hermanos del presidente Cárdenas tenían tratos con Arnoldo Anís, fundador de la asociación forestal del sur de Jalisco, y por ese conducto fue que impulsaron el cambio del decreto […] él era traficante de alcohol, por eso Cárdenas no lo quería, y durante mucho tiempo estuvo pugnando por explotar los bosques, pero se lo impedía el decreto, hasta 1941, en que se funda la Compañía Industrial de Atenquique; en los años sesenta se da el famoso cambio tecnológico y entonces sí meten maquinaria, malacates y demás, y esto intensifica la corta.

—O sea, nada de silvicultura.

—Nunca ha habido una silvicultura; había bosques muy ricos y muy densos y entonces decían “no nos los acabamos”, y ya cuando vieron que había daños, sobre todo en las áreas más visibles, le metieron reforestaciones […] pero no había un programa en serio.

—¿El impacto histórico de Atenquique sigue pesando a la montaña?

—Sí, en general, en los sitios donde hemos estado dándole la vuelta a las diferentes áreas, la regeneración natural es muy pobre, sólo hay sitios contados donde se ve la regeneración de oyamel, pero los rodales puros de pino no existen, la corta selectiva favoreció que ahora se vean masas de encinos. Es un área de evolución muy reciente, o sea, es muy joven […] como hay un volcán activo las cenizas están cayendo continuamente, entonces el suelo está interrumpiendo su evolución, y es material que con las lluvias y las fuertes pendientes se propaga.

—Además de explotar los bosques, ¿se dejaron llevar por una falsa idea de cómo era realmente el ecosistema?

—Sí, porque eran bosques grandes y densos pero con un sustrato muy inestable que, al erradicarlo, para que se recupere es muy difícil, por lo menos en términos de historia humana.

—¿Entonces es tremenda la deforestación histórica?

—Sí, los pinos llegaban más debajo de El Fresnito y todo eso se explotó, todavía hasta mediados de los ochenta, cuando Atenquique se vende al Grupo Industrial Durango, y como se les iba a acabar la concesión en 1992, tenían que rentabilizar la inversión […] se termina la concesión, y alrededor del complejo empiezan a salir aserraderos como hongos, de dónde, pues de que cada ejidatario o propietario decide ya venderle al primer postor. Ya que se libera, entonces entran muchos a jugar el juego, y los que controlan ahorita todo esto son los prestadores de servicios forestales.

A juicio del investigador, en términos forestales, la región sigue siendo “tierra de nadie”.