lunes, 14 de julio de 2008

EL Parque Alcalde solo y descuidado


Sergio Blanco - PÚBLICO

Desde las diez de la mañana del domingo llegan visitantes al parque Alcalde. No sabían que abre hasta las once, así que deciden esperar. Hoy ya no tiene tantos visitantes como años atrás, según un comerciante con más de 40 años en el lugar: “Los precios que tienen están de la jodida para la gente de aquí”.

Recuerda que hace unos dos años el precio para entrar era de diez pesos. Ahora cuesta, con derecho al tren y a los espectáculos, 34.90 pesos, y con derecho a todos los juegos, $49.90. “Antes estaba mejor, ahora está bien descuidado”, agrega el comerciante.

Más gente comienza a llegar: Una adolescente, Jessica, menciona que no venía desde que estaba “chiquita”: “A mí lo que me gustan son las lanchas”. Arriba otro grupo, con dos niños que se abarrotan en el cancel a la espera de que abran. Sus padres no los traían desde marzo, cuando ya lucía el deterioro. “Para los niños está bien”, cuenta la madre, “lo que falta es más vigilancia”. Su padre, Rubén Cárdenas, dice que nada más pasean en el área de los juegos mecánicos: “Para atrás no voy porque está muy solo. Lo que más me gustaba era el trenecito y hoy me voy a subir también”, recuerda.

Sobre la calle de Mariano Bárcena se pueden ver charolas al lado del alambrado. Los vecinos ponen alimentos en ellas para la población de gatos que supera en número la de los visitantes. De ahí en adelante se pueden ver señalamientos de “peligro” atados a los árboles a punto de caerse, justo en la zona donde solían estar los columpios y las resbaladillas.

Detrás del parque, lejos de la curiosidad de los visitantes, el estado ya es deplorable: un basurero, un depósito de llantas, juegos oxidados y daños en el alambrado. Toda la parte trasera del Alcalde sirve de desván de éste.

A las once por fin se abren las puertas. Hace un mes que hubo cambio de administración y uno de sus empleados se rehúsa a contestar si habrá mantenimiento o no: “Sin una carta del diario no podemos declarar nada”.

Carlos Kosonoy, propietario de una lavandería sobre Mariano Bárcena, relata que toda la vida ha vivido ahí y que ha sido testigo del apogeo y decadencia del parque: “Antes había entrada por todos lados, la fuente funcionaba y cobraban dos pesos. Venía mucha gente, ahorita nomás la que tiene dinero”. Aun siendo vecino del lugar, Carlos no hace deporte en el parque, porque “huele mal”.

El lugar se concesionó a Diversiones Arias en mayo de 1996, y en el contrato se estableció la mejora y restauración de las áreas verdes, instalación de sanitarios funcionales y juegos mecánicos. A fines de este año, el gobierno municipal retomará la administración del parque. A la fecha, la falta de mantenimiento ha provocado que la madre naturaleza reclame esa área y la convierta, de lugar de recreo, a territorio salvaje, aunque los juegos mecánicos aún se resisten al acoso de la maleza y de los gatos residentes.

Se suman autoridades a proteger el bosque de maple


Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLOAutoridades de Talpa de Allende apoyan la propuesta de académicos de la UdeG que buscan la declaración del Bosque de Maple como área natural protegida

Viridiana Saavedra - LA JORNADA JALISCO

La propuesta de los investigadores de la Universidad de Guadalajara sobre la determinación de por lo menos 50 mil hectáreas como área natural protegida en el Boque de Maple en Talpa de Allende, fue bien vista por las autoridades de la zona, quienes dijeron que tienen todas las intensiones de contribuir para que el terreno, conocido como la Canadá mexicana, continúe con la vegetación característica sólo de regiones al norte del continente americano, por lo que aseguraron, trabajarán tanto con los propietarios, como con las autoridades correspondientes, entre las que señalaron a la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

La intensión, dijo el diputado local Jorge Alberto Villanueva, es que la zona se convierta en un área de recreación, donde puedan llevarse a cabo proyectos ecoturísticos que beneficien el desarrollo del municipio, tomando en cuenta, aclaró, que todo debe ser conforme a lo que establecen las leyes de protección al ambiente, por lo que para evitar que los desarrolladores turísticos e inmobiliarios, en contubernio con futuras administraciones busquen adquirir terrenos ahora que todavía pueden ser accesibles, blindarán a nivel federal el área.

“Con el blindaje federal, garantizamos a los jaliscienses, al país, y a la humanidad, que esto se preserva, para que así ninguna legislación futura o ejecutivo futuro pudiera modificar lo que se ha logrado”, dijo.

El diputado, se comprometió a que hoy comenzará con las revisiones de lo que anteriores legislaturas han hecho, y en coordinación con la Comisión de Ecología, dijo, trabajará para elevar a nivel federal la petición, y así, lograr mantener la preservación del área, que a decir de los lugareños, ha sido en repetidas ocasiones motivo de conflicto entre autoridades del municipio y propietarios de los predios, quienes incluso, en 2002, amenazaron con armas de fuego a miembros del ayuntamiento de Talpa de Allende que intentaban internarse en el bosque para determinar los pasos a seguir en torno a la protección del área.

Por su parte, Gildardo Sánchez González, presidente municipal de Talpa de Allende, aseguró que son muchos los funcionarios estatales y federales que tienen conocimiento de la situación y que no han actuado conforme a lo que dijo, sería lo más idóneo para el lugar.

Sánchez González coincidió con el legislador en torno a que en el municipio pueden desarrollarse proyectos ecoturísticos, e incluso, comparando la zona con Tapalpa o Mazamitla, conocidos por su riqueza vegetal, mencionó que en Talpa de Allende, también pueden explotarse dichos factores, aunque dijo, sólo sin faltar a lo que indica la Norma Oficial Mexicana.

El munícipe, aseguró que Conafor distribuyó entre aproximadamente 200 propietarios, 15 millones de pesos, para conservación, mantenimiento y vigilancia del área, que en repetidas ocasiones ha sido víctima de incendios provocados, a cambio de que éstos se comprometieran a preservar la zona, aunque la versión de personas aledañas al lugar, indicó que dichos recursos son suficientes sólo para 5 años, y el compromiso firmado por los propietarios de los predios, es por 10 años, lo que afecta el cuidado del área, ya que los últimos 5 años, a falta de recursos, ésta es descuidada y contribuye en la proliferación de plagas, así como en la tala clandestina del arbolado que rodea la zona.


Ausencia de políticas forestales en México

Foto La Jornada Jalisco


Por Juan Sandoval Íñiguez - EL SEMANARIO

La jornada nacional “Planta un árbol y sé parte de la historia”, así como la sentencia de amparo del Primer Tribunal Colegiado del Tercer Circuito (de orden federal) a favor del comisionado ejidal de Santa Ana Tepetitlán, que deja 600 hectáreas de bosque en La Primavera fuera de la zona protegida, muestran dos caras de una misma moneda, y que desnudan la falta de protección jurídica de nuestros bosques. El mismo poder Ejecutivo que convocó a la plantación de árboles (loable pero insuficiente esfuerzo) no fue capaz de esgrimir argumentos jurídicos convincentes para defender el área forestal en cuestión.

La enseñanza de la Iglesia católica al respecto, es suficientemente clara, atendiendo al bien común, tan ajeno a la hora de impartir justicia en México, y tan pobremente custodiado por algunas autoridades. En el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, leemos los siguientes párrafos: “La tutela del medio ambiente constituye un desafío para la entera humanidad; se trata del deber, común y universal, de respetar un bien colectivo, destinado a todos, impidiendo que se puedan «utilizar impunemente las diversas categorías de seres, vivos o inanimados -animales, plantas, elementos naturales-, como mejor apetezca, según las propias exigencias» (Juan Pablo II, Carta encíclica Sollicitudo rei socialis –La preocupación por las cosas-, 34) (n. 466).

Y más adelante sentencia: “Los bosques contribuyen a mantener los esenciales equilibrios naturales, indispensables para la vida (Cf. Juan Pablo II, Homilía en la fiesta de San Juan Gualberto, el 12 de julio de 1987). Su destrucción, incluida la causada por los irrazonables incendios dolosos, acelera los procesos de desertificación con peligrosas consecuencias para las reservas de agua, y pone en peligro la vida de muchos pueblos y el bienestar de las futuras generaciones. Todos, personas y sujetos institucionales, deben sentirse comprometidos en la protección del patrimonio forestal y, donde sea necesario, promover programas adecuados de reforestación”. (n. 466)

Si se busca el bien común, el compromiso también debe ser común, pensando en el futuro, también común, de nuestros hijos: “La responsabilidad de salvaguardar el medio ambiente, patrimonio común del género humano, se extiende no sólo a las exigencias del presente, sino también a las del futuro: «Herederos de generaciones pasadas y beneficiándonos del trabajo de nuestros contemporáneos, estamos obligados para con todos y no podemos desinteresarnos de los que vendrán a aumentar todavía más el círculo de la familia humana. La solidaridad universal, que es un hecho y un beneficio para todos, es también un deber» (Paulo VI, Carta Encíclica Populorum Progressio –El progreso de los pueblos-, 17)”. (n. 467).

Las leyes deben ser estrictas en este sentido. Así dice el Compendio: “La responsabilidad respecto al medio ambiente debe encontrar una traducción adecuada en el ámbito jurídico. Es importante que se elaboren reglas uniformes, de manera que esta reglamentación permita a los Estados controlar eficazmente las diversas actividades que determinan efectos negativos sobre el ambiente”. (n. 469)

La llamada de atención la encontramos en el siguiente texto: “Las autoridades llamadas a tomar decisiones para hacer frente a los riesgos contra la salud y el medio ambiente, a menudo se encuentran ante situaciones en las que los datos disponibles son contradictorios o cuantitativamente escasos: puede ser oportuno, entonces, hacer una valoración según el «principio de precaución», que no comporta la aplicación de una regla, sino una orientación para gestionar situaciones de incertidumbre” (n. 469). Por desgracia, en México, no sólo en este ámbito las situaciones son de incertidumbre, cuyo fuego debe ser apagado pronto, y en este caso, por la promoción de leyes contundentes.