Evidentemente la Sedeur no tomó en cuenta al INAH para proceder con la carretera
Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO Jicareros wixaritari suben la pendiente bajo la cual quedó sepultada su piedra sagrada
Mínima, la prospección arqueológica que se ha realizado en la zona huichola: Carlos LópezRaúl Torres - LA JORNADA JALISCOSepultar la piedra sagrada de los wixaritari ubicada en el sitio conocido como Paso del Oso, donde se construye un tramo de la carretera Amatitán-Bolaños-Huejuquilla, podría ameritar la intervención de la Procuraduría General de la República, según explica Carlos López, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Entrevistado antes de que La Jornada Jalisco diera a conocer esta situación (16 de marzo), el arqueólogo describió el proceso que el gobierno del estado debió seguir para que el INAH otorgara el aval para realizar esta obra de infraestructura.
Dijo que cuando se van a realizar este tipo de obras se solicita el proyecto de construcción para determinar el tipo de afectación que sufrirá el territorio con la remoción de tierra.
“La ley marca que se tiene que enviar todo proyecto a todas las instancias, en el caso del INAH para que el personal vaya y haga inspección y salvamento arqueológico, se solicita permiso al Consejo de Arqueología, se manda el presupuesto aprobado a la autoridad que lo solicita, en este caso a la Secretaría de Desarrollo Urbano (Sedeur) y ellos otorgan el presupuesto y dan inicio los trabajos de exploración”, dijo.
Hasta el momento la Sedeur no ha mostrado el documento con el cual el INAH da cuenta de la prospección arqueológica que debió hacerse en los sitios por los que pasa la carretera, y aunque la dependencia ha solicitado una prórroga para entregar vía transparencia los resultados de la búsqueda de este documento, con lo ocurrido en el Paso del Oso, en Huejuquilla, es evidente que o no existe o simplemente no se tomó en cuenta lo que ahí se señala.
Antes de que se supiera lo ocurrido con el sitio sagrado de los wixaritari, Carlos López reconoció que en ese territorio hay poca investigación arqueológica: “la zona huichola no ha sido investigada arqueológicamente, ha habido reportes de antropología, lingüística y otro tipo, pero a nivel arqueológico del estado de Jalisco, a excepción del proyecto cora-huichol que se hizo por la electrificación en 2003, se hizo un transepto, siguiendo la brecha, y llegó hasta Jesús María, más o menos, poco más de 100 kilómetros; ahí en el estado de Jalisco no encontramos vestigios, excepto algunos materiales dispersos, pero sitios monumentales o con arquitectura, no”.
Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de que con los trabajos de la carretera quedaran cubiertos algunos lugares sagrados, el arqueólogo recordó que en esa zona están las cuevas sagradas donde se dice nacieron todos los dioses, del lado de la barranca de Santa Catarina, por donde pasa el río Chapalangana.
“Incluso, cuando se hizo el proyecto cora-huichol se llegó hasta Santa Catarina y justamente hubo ese problema porque a pesar de que iba a pasar el cable por arriba y lo iban a pasar por helicóptero, pasaba justo encima de Teakata, la cueva sagrada, y no permitieron que el cable pasara por arriba y se modificó el trazo para que pasara por un costado. Obviamente no van a permitir que ni por asomo pase una carretera”.
–¿Qué sucede cuando inician las obras y el INAH no está enterado?
–Lo que procede es ir a hacer una visita de inspección y en caso de que sea cierta la noticia se habla con las constructoras y se paran las obras hasta que se regularicen los permisos. El procedimiento en obras grandes que ya están empezadas como ahorita, es ir y parar la obra y después empezar la negociación, en función de evitar conflictos. En caso de que se haya destruido un sitio arqueológico que se pueda ver, se hace un cálculo y se hace una negociación para evitar llegar a autoridades como PGR y entonces se le plantea a la constructora lo que destruyó, la multa que debe pagar y cómo debe restituir, si no lo quiere hacer entonces se recurre a la PGR, en caso de daño visible.
En caso de daño no visible se piden los planos de la obra para elaborar un proyecto de salvamento arqueológico y eso se somete a consideración del Consejo de Arqueología para que aprueben el proyecto académico, técnico, metodológico y presupuestal. Con toda esa información se hace un convenio con la constructora o con quien promueva la carretera, en este caso Sedeur, para llegar a un arreglo y se consiga el presupuesto para que el INAH haga el proyecto de investigación.
Para eso son varias etapas, primero se hace un reconocimiento caminado, se detectan los sitios, se excava, se analiza el material y se elaboran los informes para poder liberar y que continúen las obras.