viernes, 8 de febrero de 2008

Asocian polución con cientos de enfermos en El Salto

Oficios pidiendo ayuda no han sido respondidos por las autoridades, indican

Rubén Martín - PÚBLICO

Durante los últimos ocho meses, Raúl Muñoz Delgadillo y otras 22 personas más han recorrido tres comunidades de El Salto para hacer lo que la autoridad estatal no ha hecho: un censo detallado de las personas que están enfermas, presumiblemente, a causa de la contaminación.

Y los resultados son abrumadores. El Comité de Defensa Ambiental de El Salto ha integrado una lista con 477 personas enfermas, entre los dos a los 72 años, que tienen algo en común: sus padecimientos son presuntamente originados por la contaminación.

En la lista completa hay más de 50 personas enfermas de cáncer, especialmente mujeres jóvenes de entre 17 y 24 años y siete casos de leucemia, en niños y adolescentes de los dos a los 17 años.

"Lo que abundan son enfermedades renales y en la vesícula, aparte de dermatitis, enfermedades bronco-respiratorias, y conjuntivitis", detalló el dirigente del Comité de Defensa Ambiental de El Salto, constituido hace 17 meses por pobladores preocupados.

"Algunos casos ya fueron irreversibles. Uno de ellos fue Francisca Marín Bonilla, quien falleció el 11 de enero: tenía los riñones totalmente destruidos", relató el entrevistado.

Salvo algunas decenas de casos documentados de la cabecera municipal de El Salto, la mayoría proviene de tres comunidades situadas en los alrededores de la presa El Ahogado: San José del Quince, El Castillo y El Verde, donde viven unas 40 mil personas. Raúl Muñoz explicó que su comité se concentró en esos distritos debido a que los casos de enfermedades en la cabecera municipal están más documentados y expuestos a la opinión pública. No así los casos que ahora están dando a conocer.

La lista que acompaña esta nota es apenas una muestra del total de casos que han integrado, mediante entrevistas a fondo con cada enfermo. Raúl Muñoz, promotor voluntario de salud desde hace diez años, explicó que, por respeto a los enfermos, no se publica la lista completa, pero se ofrece a entregar toda la información a las autoridades estatales a cambio de que se comprometan a hacer un esfuerzo serio para atender la emergencia ambiental.

Pero hasta ahora la autoridad ha sido omisa o negligente. Ante todo, la postura del titular de la Secretaría de Salud, Alfonso Gutiérrez Carranza, ha sido la de minimizar la gravedad de los casos y subestimar la relación entre la contaminación y las enfermedades.

Por eso el comité que encabeza Raúl Muñoz se ha dedicado a aportar evidencia dura. Esto es lo que han encontrado.

Las comunidades donde han levantado el censo se asentaron alrededor de la presa El Ahogado, en lo que antes era un espejo de agua. Ahora las aguas no tratadas han contaminado la presa y los pozos. "Tenemos un problema grave en los pozos, sobre todo los que están alrededor de la presa, están contaminados de heces fecales y metales pesados y con ellos se están elaborando alimentos, sobre todo tortillas, y la gente cocina los frijoles, sus calditos, sus verduras con agua de la llave y sin filtros, y pensamos que la vinculación contaminación-enfermedades es a través de los alimentos y vía el agua".

La Secretaría de Salud ha sido informada de esta situación, pero no ha respondido. "En febrero del año pasado comprobamos que había coliformes de heces fecales y metales pesados y le pedimos que pusieron atención. Les dijimos que iba a haber muchos problemas".

Al tradicional abandono ahora se suma el caso del menor Miguel Ángel López que tiene muy molestas a las personas de El Salto y Juanacatlán, contó Raúl Muñoz, al grado que ya piensan en salir a la calle a protestar. "Están muy inconformes en La Azucena [colonia donde vive Miguel Ángel], el mayor enojo que traen es contra el ayuntamiento, que no se ha parado para nada, no ha emitido una sola opinión y se sienten abandonados, no existe ni malla ni aviso ni siquiera cordón amarillo de Protección Civil que diga que es zona peligrosa".

Por lo pronto, Raúl Muñoz insiste en que toda la información que tiene puede servir a las autoridades para hacer un mejor diagnóstico del complejo cuadro de contaminación. Para ellos ha sido no sólo un enorme esfuerzo físico, sino también emocional. Cada tarde, "salimos agotados emocionalmente porque primero es difícil conseguir la entrevista, ver a los ojos al enfermo y luego saber de su caso: se queda uno sorprendido".

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