miércoles, 13 de febrero de 2008
La familia quiere una certeza: el expediente
La familia de Miguel Ángel López Rocha no saben cómo enfrentarán la situación económica a la que en estos momentos sólo se añaden deudas.
Vanesa Robles - Público
La familia de Miguel Ángel López Rocha ha pedido ver el expediente médico completo del niño. Las autoridades del Hospital General de Occidente (HGO) han respondido que eso es imposible, señaló ayer el padre del paciente, Raúl Luna Mendoza.
Con el rostro cansado y de pocos ánimos, el padre, vigilante de una empresa privada de seguridad, dijo que él y su esposa, María del Carmen Rocha Mendoza, tienen muy pocas certezas en estos momentos. No saben si el niño vivirá. No saben cómo enfrentarán la situación económica a la que en estos momentos sólo se añaden deudas. Ignoran cuándo regresará al jardín de niños su otro hijo, Óscar Raúl, y una lista de etcéteras capaz de enloquecer al más cuerdo.
Ni el mejor médico del mundo podría saber si Miguel Ángel vivirá. Hasta ahora, los galenos locales tienen malos presagios. Lo del expediente es posible, porque todos tienen derecho a ver el suyo o el de sus hijos.
Lo que la familia de Miguel Ángel quiere va más allá del derecho por el derecho: le gustaría tener la certeza de que han sido sinceros los médicos a los que ellos confiaron a sus dos hijos, Miguel Ángel y José Daniel, de menos de dos años, quien también permanece en una cama del nosocomio, a causa de una diarrea aguda.
Con los días, la voz de Raúl Luna se ha apagado más en cada entrevista. Ayer, el hombre llegó al hospital, después de una jornada laboral de doce horas, nocturna, para enterarse de que su hijo está intoxicado con arsénico y sustituir en el cuidado de Miguel Ángel y José Daniel a María del Carmen, que hizo una guardia de tres días. En el viaje de El Salto al hospital en el barrio de Zoquipan, Zapopan, los padres hacen dos horas, en las que hay que trasbordar varias veces un autobús público. Los otros dos hijos del matrimonio, Óscar Raúl y Luis Fernando, están al cuidado de la abuela paterna.
Cuando permanecen en Zoquipan, Raúl y María del Carmen invierten el sueldo del jefe de familia en comidas. Cuatro mil pesos mensuales, de los que hay que descontar impuestos y 800 pesos del Infonavit, por la casa en La Azucena, que incluye la insalubre presencia del río Santiago.
Entre las pocas cosas que conservan hoy Raúl y María del Carmen está la dignidad y el coraje para decir las cosas como son: “Mi hijo se cayó al río. Antes del coma, él se los dijo a los médicos de aquí, tanto que los médicos nos lo informaron a nosotros”.
—¿Qué les pediría a las autoridades después de todo esto?
—Que vayan a revisar las condiciones de toda la colonia. La constructora nos engañó: nunca nos dijo que por ahí pasa el río Santiago. Ahora leí, en un libro, que es uno de los más contaminados de México y el cuarto más contaminado del mundo. La constructora engañó a toda la colonia y todos debemos ser reubicados. Es inhumano vivir ahí.
Quieren más exámenes
El Hospital General de Occidente (HGO) recibió ayer una solicitud de la familia del niño Miguel Ángel López Rocha, para que le permita realizar nuevos exámenes toxicológicos, informó ayer el padre del menor, Raúl Luna Mendoza.
Dijo que aunque a Miguel Ángel y a su otro hijo interno en el nosocomio, José Daniel, los médicos los han tratado muy bien, prefiere pedir una segunda opinión sobre las causas que llevaron al primero al coma.
El laboratorio particular lo conseguirá el presidente de la Fundación Nacional de Niños Robados y Desaparecidos y lo costeará la Fundación Lerma-Chapala-Santiago.
¿Cuándo? El director del HGO le pidió a la familia seguir los protocolos de la Secretaría de Salud de Jalisco —no se sabe cuáles— para establecer una fecha.
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