domingo, 16 de marzo de 2008

Protección legal al jaguar “no es una exageración”

La especie está en riesgo y su caza ordenada no le garantizará sobrevivir.

Rodrigo Núñez sostiene un pequeño jaguar recuperado en Nayarit. Foto: Cortesía Alianza Jaguar

Agustín del Castillo - PÚBLICO

Para Rodrigo Núñez Pérez, responsable del programa de monitoreo y conservación del jaguar en la reserva de la biosfera Chamela-Cuixmala, de la costa de Jalisco —y de otros proyectos con el felino a lo largo de ese litoral—, ni los cazadores son héroes que salvan comunidades de las garras del gran gato, ni la viabilidad de la especie es posible sin resolver el conflicto con los ganaderos.

“En la revista Caza mayor se hace mención de varios puntos controversiales, entre ellos, que la veda del jaguar es un asunto político y que de permitir la cacería de jaguar aumentarán sus números; además de poner a los cazadores casi como paladines de la justicia por matar jaguares que atacaban ganado”, señala al analizar el debate abierto por la publicación en diciembre de 2007, portadora de los intereses cinegéticos en el país.

“El jaguar es una especie protegida porque sus poblaciones están desapareciendo rápidamente; no es una causa política, como se menciona; no es un invento ni son ‘exageraciones’ de los ambientalistas o ecologistas o biólogos; la situación es real, y si no hubiera existido la veda desde 1987, probablemente el jaguar ya habría desaparecido de gran parte del país. Es una especie sensible a los cambios de su hábitat; es de las primeras especies en retirarse cuando se ha impactado su hábitat y gran parte de la vegetación nativa donde había jaguares ha desaparecido. Es común escuchar a los cazadores decir: ‘pero si hay muchos’, por ignorancia o por conveniencia”, explica en una opinión entregada a Público por vía electrónica.

De hecho, añade, “su comportamiento natural [son animales territoriales] favorece que haya bajas densidades. Ver huellas no significa que sean diez o 20 jaguares; generalmente son uno o dos los que dejan todas esas huellas que encontramos. En Chamela-Cuixmala [La Huerta, Jalisco], algunos individuos usan más de 50 kilómetros cuadrados y en su movimiento diario dejan huellas por todos lados; los recientes estudios con fototrampeo confirman la información, son dos o tres gatos los que dejan huellas por un amplio sector del paisaje”.

Sin embargo, “una persona con poca experiencia dirá: ¡hay muchos! Realmente poca gente tiene la habilidad de rastrear felinos y reconocer sus diferencias; incluso confunden las huellas de jaguar con las de puma o perros. Gran parte del país ha perdido a sus jaguares y donde aún hay, realmente quedan muy pocos o hay una menor presencia de hembras, la parte más importante de la población”.

Los cazadores aseguran que si la cacería se permitiera, “no se ‘perderían inútilmente’ individuos a manos de los ganaderos que toman represalias por sufrir pérdidas de ganado [...] esta consideración es poco razonable. Usar a Estados Unidos como ejemplo, no es aplicable en México”.

Si allá hay muchos osos negros tras su protección, “es también porque se respetan las vedas y las áreas vedadas; así, el recurso que se genera va a la conservación de la especie. Esto en México todavía no es una realidad a corto o mediano plazo. Ponen como ejemplo el caso de la actividad cinegética con el venado cola blanca, como éxito de que la cacería esté permitida; pero aunque sí hay Umas [Unidades de manejo de vida silvestre] que venden los servicios cinegéticos, sigue habiendo furtivismo, incluso para vender su carne. Que existan permisos de caza y Umas autorizadas no ha significado un aumento de las poblaciones fuera de las propias Umas y las áreas protegidas; el caso del jaguar será similar”.

Pone en relieve que “no por permitir la caza en sitios determinados, la población de jaguares aumentará”. En la actualidad, que sea una especie protegida no impide que se le cace furtivamente incluso dentro de áreas protegidas. Abrirlo como especie cinegética no va a detener la cacería furtiva, “incluso podría incrementarse, ya que los furtivos, por un menor precio, llevarán a cazadores a buscar jaguares”.

Y citando el caso de la próxima reapertura de la caza de oso grizzly en Estados Unidos, ejemplo al que alude Caza mayor, “los cazadores sólo ven lo que les conviene. En Estados Unidos existe una gran oposición de que se abra la caza del oso grizzly; no porque se vayan a poder cazar quiere decir que fue la mejor decisión”.

La mayoría del territorio con jaguares en México es tenencia ejidal o indígena. Los ejemplos de ranchos cinegéticos exitosos son básicamente en propiedad privada. “¿Sería posible que en el caso del jaguar los recursos queden en las comunidades? ¿O quedará en manos de www.cacemosjaguares.com?”, pregunta irónico.

Luego, Caza mayor asegura que se matarían jaguares-problema. “¿Cuántos jaguares se pueden cazar? ¿En qué áreas y bajo qué condiciones? ¿Cómo se identificará al felino agresor, y bajo qué condiciones? Si diez jaguares matan vacas, ¿hay que matar a los diez?, ¿Y si son hembras, qué pasará con los cachorros? ¿Como se puede diferenciar un jaguar de origen legal de uno ilegal?”. No es fácil tomar esa decisión.

Todo esto, sin descontar la corrupción existente, la falta de seriedad de algunas autoridades, los pocos recursos para que se monitoreen las poblaciones y se compruebe la legalidad de cada ejemplar cazado. “El ataque al ganado no es culpa del felino; nosotros hemos provocado esa conducta, les quitamos sus presas y sus espacios; si no corregimos estos aspectos, siempre habrá jaguares que atacan al ganado. La solución no es matar jaguares, sino hacer un mejor manejo ganadero y reducir la cacería de sus presas”.

Núñez Pérez también llama la atención: la cacería no es la única actividad para desarrollar comunidades, pues hay un nuevo ecoturismo que busca animales vivos, no muertos.

Y una consideración personal: le cuesta trabajo entender por qué se mata a un jaguar. “El venado, el pecarí, los patos, finalmente se los pueden comer, ¿pero el jaguar? ¿Cazarlo sólo por tener la piel hermosa? ¿Por ego? No le veo sentido”.

Ahora, “no por darle más responsabilidad a los dueños de los predios en la protección y cuidado, se les deja a ellos decidir que hacer con sus especies; existe la veda del jaguar y hay que cumplirla”.

A viva voz

Causa científica
"Salvarlo no es una causa política, no es un invento ni son exageraciones de los ambientalistas"

La realidad
"El jaguar está protegido porque sus poblaciones están desapareciendo"

1 comentario:

Anónimo dijo...

la foto de este articulo muestra a Rodrigo Nuñez con un cachorro de puma (puma concolor) que cuando son cachorritos, como ese, son manchados.