miércoles, 30 de abril de 2008

Logros de Pro Árbol, una “difusión fraudulenta”

Greenpeace y una coalición de ONG cuestionan la reforestación.


Agustín del Castillo - PÚBLICO

Científicos y ONG del país cuestionan la reforestación masiva que desde 2007 ha impulsado la Presidencia de la república.

Se trata de un esfuerzo con poca garantía de éxito a largo plazo, y cuyos recursos mejor deberían ser entregados a las comunidades para su manejo autónomo combinado con otros proyectos locales para alcanzar el desarrollo sostenible, opina la organización ambientalista Greenpeace.

“La reforestación y las plantaciones no ayudan a detener la deforestación, ya que sólo atienden sus efectos. Sin embargo, esto último tampoco se consigue ya que apenas se alcanza a reforestar la tercera parte de lo que se deforesta y, de los árboles plantados, sobreviven menos de la mitad”, destaca en un comunicado Héctor Magallón, coordinador de la campaña de bosques de la organización ecologista en México.

Por su parte, Miguel Magaña Virgen, académico del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, de la UdeG, ironizó acerca de las explicaciones que dio a Público Vicente Arriaga, coordinador de conservación y restauración ambiental de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

“En ningún momento se señaló [en el reportaje del pasado 28 de abril] que el problema era poner árboles donde van arbustos ni poner arbustos donde hay árboles […] lo que es indignante es la mezcla informativa, pues es una forma de des-educación a nuestra sociedad. Si voy a plantar árboles pues planto árboles y no lo mezclo con otras especies […] el programa no se llama pro-rescate de tipos de vegetación o de biomas; se llama Pro Árbol y se anunció que se plantarían millones de arbolitos y no millones de arbustitos o nopalitos”.

Agregó: “Esto yo lo llamaría una difusión fraudulenta […] si bien es cierto que la distribución de plantas debe ser de acuerdo con la región ambiental de que se trate, lo conveniente es que se atiendan de forma prioritaria las regiones que presentan mayores problemas. Por ello nuestra pregunta acerca de si tenemos crisis o colapsos ambientales en nuestras zonas áridas y semiáridas, como en cambio sí los tenemos en nuestras zonas boscosas […]”.

Criticó que se reforesten “bosques vivos” en vez de garantizarle al ecosistema disminuir la presión antropogénica para que se recupere solo, con mejores resultados. “En infinidad de lugares donde se realizan plantaciones oficiales, por la noche los dueños de los predios quitan lo reforestado para que no se afecte el uso dispuesto por ellos…”. El bosque La Primavera es un ejemplo de ello, añadió.

“Si analizamos su planteamiento [de Arriaga] de que de cien a 250 árboles por hectárea a largo plazo son un éxito, nos llama la atención primeramente la diferencia de 150 individuos —más que un rango de varianza estadística es una “media institucional a modo”— […] por otro lado, ¿175 individuos por ha en un bosque es un éxito cuando por lo menos debemos de contar más de 600? Realmente dan pena ajena”, puntualizó.

Desde 2007, ambientalistas han levantado la voz contra la cosecha “de estadísticas” que buscaría el presidente Calderón con Pro Árbol.

En el supuesto de que la mitad de los árboles sobrevivan el primer año, por ser pequeños no cumplirán las funciones de los adultos, como retener agua, carbono y proteger la biodiversidad. Y nada les augura larga vida.

Pero el propio Vicente Arriaga cuestiona a los detractores. “Los críticos no han hecho nada más que criticar, deberían ver lo que opinan quienes sí están sumados a Pro Árbol y ver los proyectos de éxito”, señaló el veterano servidor público, quien trabajó el Pronare (Programa Nacional de Reforestación) en los años de la presidencia de Ernesto Zedillo.

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