Vanesa Robles - PÚBLICO
El templo San Juan Masías, en avenida Acueducto, es apenas la punta del iceberg de la invasión a las áreas públicas del bosque Colomos en la parte que corresponde a Zapopan: no tuvo una licencia de construcción ni puede acreditar la propiedad, confirmó ayer el síndico zapopano, Ricardo Anguiano Apodaca.
Admitió que la urbanización toda la avenida Acueducto existen irregularidades que afectan el patrimonio de los jaliscienses. Por eso, pidió a la Arquidiócesis tapatía que colabore en las investigaciones sobre la situación legal del templo, que colinda con el fraccionamiento Puerta de Hierro.
El predio donde está el templo "pudo ser objeto de una donación y entrega de comodato de alguien que quiso asegurar la posesión sobre un predio del estado y lo entregó a una institución de reconocimiento público. Es muy fácil regalar a la Iglesia el patrimonio que no es de uno", afirmó ayer el síndico de Zapopan, en la sesión de Cabildo.
El terreno donde está San Juan Masías fue adquirido por la familia del narcotraficante Rafael Caro Quintero en 1984, aunque está asentado sobre una parte de las 80 hectáreas de la cuenca de Colomos que el estado dio en comodato al Ayuntamiento de Zapopan.
Según el investigador de la Universidad de Guadalajara, Jaime Eloy, de las 80 hectáreas por lo menos 40 han sido invadidas: por urbanizadores particulares que vendieron y continúan vendiendo el área pública del bosque a precios que pocos pueden pagar.
Anguiano reconoció que incluso en la construcción de la avenida Acueducto se pudo "haber indemnizado a alguien [algún particular] que se dijo dueño, cuando el dueño éramos todos los jaliscienses".
El síndico solicitó a las dependencias zapopanas que le giren algunos documentos para ponerlos en la mesa de trabajo del gobierno del estado para el rescate de Colomos: las concesiones para la instalaciones del inmobiliario urbano y el expediente de todos los juicios que el ayuntamiento ha instaurado contra particulares en la zona.
Admitió que la urbanización toda la avenida Acueducto existen irregularidades que afectan el patrimonio de los jaliscienses. Por eso, pidió a la Arquidiócesis tapatía que colabore en las investigaciones sobre la situación legal del templo, que colinda con el fraccionamiento Puerta de Hierro.
El predio donde está el templo "pudo ser objeto de una donación y entrega de comodato de alguien que quiso asegurar la posesión sobre un predio del estado y lo entregó a una institución de reconocimiento público. Es muy fácil regalar a la Iglesia el patrimonio que no es de uno", afirmó ayer el síndico de Zapopan, en la sesión de Cabildo.
El terreno donde está San Juan Masías fue adquirido por la familia del narcotraficante Rafael Caro Quintero en 1984, aunque está asentado sobre una parte de las 80 hectáreas de la cuenca de Colomos que el estado dio en comodato al Ayuntamiento de Zapopan.
Según el investigador de la Universidad de Guadalajara, Jaime Eloy, de las 80 hectáreas por lo menos 40 han sido invadidas: por urbanizadores particulares que vendieron y continúan vendiendo el área pública del bosque a precios que pocos pueden pagar.
Anguiano reconoció que incluso en la construcción de la avenida Acueducto se pudo "haber indemnizado a alguien [algún particular] que se dijo dueño, cuando el dueño éramos todos los jaliscienses".
El síndico solicitó a las dependencias zapopanas que le giren algunos documentos para ponerlos en la mesa de trabajo del gobierno del estado para el rescate de Colomos: las concesiones para la instalaciones del inmobiliario urbano y el expediente de todos los juicios que el ayuntamiento ha instaurado contra particulares en la zona.
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