Están sacrificando diez por día, estima investigador
Agustín del Castillo / Pedro Silva. PÚBLICO-MILENIO
La creciente llegada de tortugas marinas hacia las playas de Jalisco, en cantidades sin precedentes en los dos últimos decenios, ha incrementado la matanza ilegal de ejemplares, fundamentalmente de la especie Lepidochelys olivacea (golfina).
Las evidencias recabadas por los responsables de los campamentos hablan de diez quelonios muertos por día, un ritmo alarmante que no se había presentado en la larga decadencia de estos reptiles en el litoral jalisciense.
Antonio Trejo Robles, responsable del programa tortuguero del Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara (UdeG), dijo a este diario por vía telefónica que hay un ascenso "alarmante" de las tortugas sacrificadas; se encuentran todos los días restos de cinco o seis golfinas, pero considerando que muchos de los cadáveres son destazados y confinados entre los matorrales, el manglar o la selva baja, la cantidad de sacrificios podría ser de diez individuos diarios.
Precisó que se han detectado dos eventos extraordinarios, el 30 de julio y el 29 de agosto. En ambos casos fue el hallazgo de más de veinte golfinas muertas en el playón de Mismaloya, la playa protegida más extensa de México.
Hay sospechas sobre los responsables, pero esto se diluye con la participación de menores de edad en la captura de las populares "caguamas", pues no pueden ser incriminados penalmente. Así pasó con un muchacho destazador detenido hace quince días por la policía de Tomatlán, que salió de los separos tras pagar una módica multa por infracción al reglamento de policía y buen gobierno.
"Hay una preocupante actividad tanto en la zona de La Gloria como en La Cruz de Loreto, y por eso se interpuso una denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa)", la cual mantiene actualmente un procedimiento de inspección en la región y ha detenido a algunos responsables encontrados en flagrancia; en las operaciones también interviene la Secretaría de Marina.
Trejo Robles explicó que el incremento de las arribazones de tortuga, propiciados por el incremento de las lluvias y otros factores ambientales, así como la propia recuperación de las golfinas, han hecho insuficiente la infraestructura y el personal de vigilancia de los campamentos tortugueros. Los cuidadores no se dan abasto al patrullar el playón de 69 kilómetros.
Además, muchos lugareños ven las frecuentes llegadas de los reptiles como una oportunidad de proveerse de alimento, algo que era común todavía al comienzo de los años setenta del siglo XX; en las últimas arribazones, de hasta 70 mil individuos, "no se podía caminar por la playa" (Público, 17 de septiembre de 2007).
México es sitio de anidación de siete especies de tortugas marinas, de las cuales, cuatro llegan a Jalisco: además de la golfina, están las tortugas carey (Eretmochelys imbricata), prieta (Chelonia agassizii) y laúd (Dermochelys coriacea), la gigante de los mares. Sin embargo, estas tres no se han podido recuperar de la severa depredación de que fueron objeto.
Algunos golpes.
Dos saqueadores de nidos fueron detenidos ayer por la Profepa en la zona de Las Glorias, con 72 huevos de golfina. 100 kilómetros al sur de Mismaloya, el pasado 8 de septiembre, judiciales de Colima detuvieron a cinco individuos que llevaban consigo poco más de 2000 huevos de tortuga, recolectados en la Playa del Coco, en la zona de conflicto de límites con Jalisco.
Los individuos "ostentaron ser miembros de una fundación ecológica jalisciense", según el reporte policiaco. Además, se pusieron a disposición del juez a dos menores de edad que iban con los depredadores. Se aseguraron 2,081 huevos de tortuga.
El Artículo 420 del Código Penal Federal, dice que "quienes ilícitamente capturen, dañen o priven de la vida a algún ejemplar de tortuga o mamífero marino, o recolecten o almacenen de cualquier forma sus productos o subproductos, se les impondrá pena de uno a nueve años de prisión y multa de 300 a 3,000 días de salario mínimo".
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