miércoles, 30 de enero de 2008

Hasta 600 mil dólares por hectárea en Riviera Nayarit


Obras en la zona de Litibu, parte del área que interesa a los desarrolladores turísticos. Foto: Marco A. Vargas

En un lugar como Punta Monterrey, donde ahora se plantea un ambicioso desarrollo pese a que afectará un bosque de palmera de coquito Orbygnea cohune, en peligro de extinción.

Agustín del Castillo - PÚBLICO

Lo intentaron, asegura don Rodrigo Peña Ramos, presidente del comisariado ejidal de Sayulita, el núcleo agrario con las playas más codiciadas para desarrollos turísticos e inmobiliarios que le restan al municipio de Bahía de Banderas. Pero nadie quiso otorgar créditos ni asociarse con ellos para hacerlos por sí mismos.

“Claro que nos preocupa lo que va a pasar con muchos ejidatarios que venden sus tierras, y claro que pensábamos que valdría la pena que nosotros mismos hiciéramos esos desarrollos, hacernos empresarios, pero la verdad es que nadie nos presta y nadie ofrece sociedades… por eso se dejó en libertad a los ejidatarios para que cada quien negociara sus tierras sin dar cuentas a la asamblea”.

Los precios varían. Por ejemplo, en la zona de San Pancho, Emerald Coast compró a cien mil dólares la hectárea a ejidatarios que tienen sus tierras en la montaña (aunque la firma se niega dar datos). Pero en un lugar como Punta Monterrey, donde ahora se plantea un ambicioso desarrollo pese a que afectará un bosque de palmera de coquito Orbygnea cohune, en peligro de extinción según la Norma Oficial Mexicana 059-ECOL-2003). Allí, los costos se disparan hasta 600 mil dólares, por tratarse de terrenos contiguos al mar, admite el líder ejidal.

“Procede [Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos] certificó el ejido desde 2000, y entonces, cada ejidatarios hace su propio negocio, y el ejido no interviene porque le permite la autonomía a cada uno; es cierto, también tenemos áreas de uso común que tenemos en proceso de cambio de uso de suelo, pero en general, cada ejidatario es libre de hacer lo que quiera con su parcela, es un acuerdo del 10 de diciembre de 2000”.

Sin embargo, admite que se dan cuenta del fenómeno de ventas porque, después de una operación, acuden a solicitar la traslación de dominio, que, en primera instancia, está eximida de pago de impuestos por tratarse de tierra ejidal, según lo prevé la Ley Agraria. No obstante, esa misma legislación establece que los terrenos forestales como bosque tropical, palmar o manglar no pueden aparcelarse ni subdividirse, y ese fenómeno se está dando abiertamente en toda la Riviera Nayarit.

“De todos modos no tengo datos completos, porque muchos de los que compran son especuladores y no hacen de inmediato desarrollos, sino que guardan las tierras para negociarlas mejor”, añadió. Por oídas se entera que los precios van de cien mil a 600 mil dólares. El ejido tiene 9,666 hectáreas y “arriba de 20 kilómetros de playa”, indica.

“Es cierto, preocupa que el ejidatario quede en la vil ruina, pero también hay muchos que venden y les va bien […] el campo no es negocio, todos aquí vivimos del turismo, y la verdad, no hay ninguna institución [de crédito] que apoye al ejido, con eso de las carteras vencidas; no hay créditos o piden demasiados requisitos, y tampoco hay empresa que se quiera asociar, aunque le aseguro que lo hemos buscado…”.

Peña Ramos admite que fue el primer dirigente que se amparó contra el decreto de reserva de la biosfera Sierra de Vallejo, y dice que no está en contra de protegerla. “La verdad es que violaron el derecho de audiencia de las comunidades, debemos preservar esa belleza natural, pero no se vale que nos metan gol. Nos limitaban casi como una expropiación en cuatro mil hectáreas, y los demás ejidos andaban igual, y por eso se ampararon también”. A fin de cuentas, los amparos retiraron la protección de casi 25 mil ha (Público, 18 de diciembre de 2007).

—¿No cree que esto va a llevar a que se venda y urbanice toda la sierra?

—Es una verdad a medias. Porque si la autoridad federal no da permisos, no pasa nada. Conservarla es su obligación.

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