Unos dos mil habitantes de El Salto y Juanacatlán marcharon para exigir acciones contra la contaminación del río
Vanesa Robles - PÚBLICO
El ácido sulfhídrico causa irritabilidad (y mata) y los vecinos de río Santiago (los sobrevivientes) lo han respirado durante 40 años. Irritados porque los gobiernos no resuelven la contaminación en sus comunidades, ayer dos mil viajaron a Guadalajara, marcharon por la avenida 16 de Septiembre-Alcalde y bloquearon el cruce de esa vía y Juárez. Al mismo tiempo, de las 11:00 am a las 15:00 horas, alrededor de 300 personas cerraron, con piedras y palos, la carretera libre a Zapotlanejo.
Unos y otros advirtieron que volverán con más fuerza si el gobierno de Jalisco no trabaja e intercede para sanear el Santiago, desaparecer de la zona el basurero de Los Laureles y poner en cintura a los que siembran escorias metálicas en las tierras y a los que siguen construyendo casas sobre ellas.
El gobernador Emilio González Márquez no estaba en su oficina de Palacio de Gobierno, aunque desde la semana pasada los manifestantes avisaron que vendrían. Los empleados de los empleados de los empleados del mandatario estatal quisieron controlar la situación. Fallaron: nadie quería hablar con ellos. Los empleados de los empleados juraron que tampoco andaba por ahí el secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Pélaez, aunque éste por la tarde dio una rueda de prensa donde se refirió al asunto (ver recuadro).
El subsecretario de Gobierno para Asuntos del Interior, Salvador Ávila Loreto tardó casi dos horas en recibir al contingente. El detalle provocó que los manifestantes decidieran el bloqueo de las principales avenidas del centro histórico: Juárez y 16 de Septiembre.
Salvador Ávila mandó decir, primero, que no saldría de su oficina, dijeron los empleados de sus empleados. Luego, que si no se acababa el bloqueo en Puente Grande la Policía Federal haría “lo suyo”. Uno de los empleados de los empleados amenazó que la Policía Federal abriría fuego en aquel poblado. Más tarde, el subsecretario accedió atender a los manifestantes sólo si se levantaba el bloqueo de la carretera.
A Salvador Ávila, doce organismos de El Salto, Juanacatlán y la comunidad de Puente Grande, de Tonalá, le entregaron un pliego petitorio que recuerda varias de las exigencias que distintos grupos hicieron desde el 14 de febrero pasado, y al que las autoridades contestaron que “un día de estos” responderían.
Los marchantes exigieron que se decrete emergencia ambiental en El Salto, Juanacatlán y Puente Grande; que se construya una planta de tratamiento por municipio para limpiar el agua que llega al río Santiago; que se dé a conocer qué líquidos se descargan al torrente; que se construyan hospitales para atender; una red de monitoreo diaria del aire; que se cancele el basurero de Los Laureles, receptor de la basura doméstica de Guadalajara, y la empresa Caabsa indemnice a los afectados por el tiradero; que se paren los permisos para la construcción de más viviendas en la zona; que se declare área natural protegida a la serranía que comparten El Salto, Juanacatlán, Tonalá, Zapotlán del Rey, Zatotlanejo y Atotonilco, y que en las decisiones del gobierno en la zona se le tome en cuenta a los ciudadanos.
La última decisión de gobierno de Jalisco, recordaron, fue entubar algunas descargas peligrosas y arrojarlas aguas abajo del Santiago; esto es, en la práctica, llevar el veneno a las comunidades de Puente Grande y Tololotlán, Tonalá, cuyo gobierno está ocupado en una lucha política y ha permanecido con la boca cerrada.
Cosa curiosa: Salvador Ávila, que tardó tanto en atender a los afectados y puso tantas condiciones, les agradeció en público que se hubieran manifestado con tan buenos argumentos.
Los argumentos en las pancartas de los manifestantes —niños, ancianos, amas de casa, profesores, estudiantes de preparatoria— decían: “Mamilio, gracias por pagar nuestra salvación: mártires del río Santiago”. “Se busca donador de cerebro para el gobernador de Jalisco”. “El Salto y Juanacatlán exigen la subsede de los Juegos Panamericanos”. La garganta del contingente bramó frente a la Catedral: “¡90 millones pal Santuario! ¿Cuántos pal Santiago?”. Y Cantó: “En el agua puerca/ que flota en el río/ ya no la queremos/ que se meta Emilio”, y puras de esas, horas y horas.
En el centro, peatonal a la fuerza, algunos tapatíos estaban molestos: “Ni modo. El que se moleste que deje de cagar hoy y que no tire la basura mañana”, alegó una manifestante. “A ver, cómo no se fijan que la caca y la basura de todos ustedes va a dar a nuestras casas”.
Salvador Ávila prometió solución. Los mártires del río Santiago juraron: se multiplicarán en caso de que el gobernador no actúe.
• En unos 40 camiones los molestos vecinos se transportaron a Guadalajara. | |
(Sonia Serrano Íñiguez)
• Sobre las exigencias de una respuesta por parte de las autoridades a la contaminación en El Salto y Juanacatlán, el secretario de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez, aseguró que el gobierno del estado sí está trabajando, pues ya hay un avance de 2.3 kilómetros en las obras de entubamiento del arroyo El Ahogado, que deberán cubrir 3.5 kilómetros.
Rechazó que se eluda la responsabilidad en torno a la contaminación del río, pues afirmó que se trata de un problema “de muchos años”, en el que han actuado de manera incorrecta autoridades municipales y la sociedad, con fraccionamientos y empresas que vierten sus aguas a las cuencas. Sin embargo, admitió que compete a los tres órdenes de gobierno una solución integral.
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