lunes, 28 de enero de 2008

Como los dólares devastan selvas

“San Pancho debe crecer para algún lado”, advierte director de empresa. La Profepa los sancionó, pero desarrolladora niega la tala de árboles.

Faurest Montenegro, el polémico director de Emerald Coast, en sus oficinas. Foto: Marco A. Vargas

Agustín del Castillo - PÚBLICO


La firma Emerald Coast se hizo famosa entre los ambientalistas de Nayarit por dos hechos contradictorios: mientras sus directivos apoyaban las mejoras del pueblo de San Pancho y estrechaban vínculos con las autoridades locales, su maquinaria penetraba el “bosque protegido” ubicado al otro lado de la carretera, abría calles empinadas y ascendía las laderas hasta la cumbre desde la que se atisba el mar.

Estas obras se realizaron sin contar con un solo permiso de impacto ambiental o para cambiar el uso de suelo forestal (que debe emitir la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) y sin tener autorizaciones municipales. Sería muchos meses después, a finales de 2007, ya con una multa federal a cuestas, que el Ayuntamiento de Bahía de Banderas aceptaría que la zona dejó de ser “bosque protegido” y emitiría los permisos, con protesta ecologista de por medio.

El 12 de marzo de 2007 se presentó en la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) una denuncia popular anónima en la que se señala “el desarrollo inmobiliario que surgió súbitamente en el cerro […] una brecha que antecedió a una tala y quema de la zona forestal, misma que fue subdividida, promovida y vendida como lotes con vista al mar…”.

El quejoso, después de hacer un recuento de las omisiones legales, agrega: “la situación de ser, o haber sido antes de la quema, una zona forestal no susceptible a aparcelamiento o subdivisión en una zona prioritaria para la conservación, y que esté siendo urbanizada y vendida muy cara a extranjeros, ha despertado en otros propietarios la intención de seguir esos pasos: deforestar y subdividir para urbanizar la sierra de Vallejo con casas vendidas como ranchitos ecológicos”. Alarmante, dice, pues la Riviera Nayarit trae las tasas de crecimiento urbano más altas del Pacífico mexicano.

El 20 de abril siguiente, se realizó la inspección, “observándose los hechos denunciados, generando acta de inspección con irregularidades al C. Pablo Hernández Virgen, ya que durante la inspección no mostró el permiso y/o autorización correspondientes para los trabajos”, indica un oficio del organismo federal.

Hernández Virgen es el ejidatario que vendió a Emerald Coast ese pedazo de tierra, dicen que a 100 mil dólares por hectárea, cosa que el campesino ni niega ni acepta, pero a quien dude de su nuevo estilo de vida, ya posee una Hummer de más de medio millón de pesos aunque sigue vendiendo cocos en la avenida Tercer Mundo de San Francisco.

Si la Profepa procedió en su contra es porque no se ha realizado la transferencia del terreno del régimen ejidal al de pequeña propiedad. Esto dejó limpia a la empresa de Faurest Montenegro Vázquez [o Vaugham Taylor] y Erik James Loguerquist, pero se debió pagar una multa. Según la versión que dio Montenegro Vázquez a Público, su error fue confiar en terceros.

- Cuestionan muchos ambientalistas el modo en que han obtenido autorizaciones municipales y han logrado retirar la zonificación de “bosque protegido”…

- Qué te puedo decir, yo no estaba en esa junta [del ayuntamiento], el argumento lo he escuchado y básicamente es una equivocación, no está ninguno de los terrenos dentro de lo que es sierra de Vallejo, que es un bosque protegido a nivel federal y a nivel estatal…

- Pero es municipal.

- Yo creo que vieron [en el ayuntamiento] la necesidad de ampliar en San Pancho el crecimiento que se está dando […] habrá quince mil personas, pues en dónde las pones […] aunque lo tenían como bosque protegido, pues ve, en dónde están los árboles, lo tenían muy a uso agricultural [sic], por muchos años, entonces lo tenían que arreglar...

- Pero entonces, si no había bosque, ¿por qué Profepa los sancionó?

- Nomás habíamos puesto accesos o calles, vialidades donde siempre había accesos y vialidades aunque no tenían empedrado, pero sin tener que tumbar un árbol, por equivocación de nuestra parte, y lo reconocemos.

- ¿Entonces no tumbaron árboles?

- Ni un árbol se tumbó.
- ¿Pero en qué consistió la sanción de Profepa si no tumbaron árboles?

- Por entrar sin permiso de cambio de uso de suelo […] hubo una gran falta de comunicación con la empresa [contratada por Emerald Coast] que llevaba a cabo todo esta tramitología y que las sanciones a través de la Profepa van contra ellos.

- ¿La empresa era la responsable de sacar los permisos?

- Así es.

- ¿Cómo se llama la empresa que ustedes contrataron?

- No lo puedo decir, hay sanciones contra ellos por la Profepa y denuncia y demandas por parte nuestra, entonces hasta que salga esto.

- ¿Pero seguirá trabajando con ustedes esa empresa?

- No, por supuesto, están demandados por nuestra parte y los representantes, igual como fraude, con denuncias importantes y fuertes.

El 22 de noviembre de 2007, en sesión del Consejo Consultivo de Desarrollo Urbano Rural, se aprobó apoyar los tres desarrollos en zona de selva que planteaba Emerald Coast, aunque la representante de la Secretaría de Turismo en el área, Georgina Rodríguez Martínez, se levantó de la reunión como protesta, y los ecologistas, abanderados por Erik Saracho, de la Alianza Jaguar, protestaron por el procedimiento fast track.

Haciendo caso omiso de las quejas, los regidores de Bahía de Banderas aprobaron los dictámenes el 21 de diciembre siguiente.

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